Si bien la fiscalía de Santa María dispuso que los teléfonos celulares de Vanesa Delgado y de Antonio Lagoria, fueran secuestrados y remitidos al laboratorio satelital para ser "abiertos" y conocer el contenido de estos, para buscar información que pudiera tener vinculación o no a la investigación por el homicidio de ella, y posterior suicidio de él, voceros de la causa descartaron en principio que la muerte de Delgado haya sido un asesinato en contexto de genero, es decir un femicidio.

Según pudo saber LA UNIÓN de los distintos testimonios recogidos y las pruebas obrantes en la causa el personal de la Division Homicidios logro reconstruir el vinculo que habría existido entre la víctima y su victimario, quien recordemos era el propietario de la finca y jefe de Vanesa quien vivía allí al cuidado de la madre de Lagoria.

La noche del lunes, Antonio habría estado en la casa junto con Vanesa, a quien la "pretendía" y, aparentemente, se lo habría dicho en algunas oportunidades, a pesar de que la mujer estaba en una relación de pareja con otro lugareño de la zona.

En un momento determinado de la noche, el homicida le habría pedido a Vanesa que lo acompañara al potrero a liberar a un animal de cabalgar que tenía atado, ya que estaba lloviendo mucho. La mujer accedió al pedido y, aparentemente, cuando se alejaron de la casa, Lagoria habría intentado acercarse a la víctima, pero esta lo habría rechazado, lo que para los investigadores sería el detonante del asesinato y posterior suicidio del homicida.

Empleando un revolver calibre 32 largo, Lagoria le disparó a Vanesa en la cabeza, mas precisamente a la altura del oído, provocando la muerte casi inmediata de la joven madre, dejando su cuerpo allí tendido en el suelo y escapando hasta el cerro , donde, al día siguiente, su cuerpo fue encontrado en el fondo de un barranco con un disparo en la cabeza.