Tal como estaba previsto, ayer por la noche familiares y amigos de las dos víctimas del sargento ayudante Diego Gastón Ortega se manifestaron de manera pacífica con una marcha de silencio para pedir justicia por ellas. Mientras tanto, Cintia Eleonora Aranda y su hija, Luz Aranda continúan luchando por sus vidas en el Hospital San Juan Bautista de la Capital desde el viernes a la madrugada, cuando ingresaron trasladadas de urgencia, tras ser heridas de bala por Diego Gastón Ortega.

A las 21:45 un grupo de aproximadamente 80 personas, en su mayoría mujeres y niños, se reunieron en el ingreso a la localidad, sobre la Ruta Provincial N° 46, para luego dirigirse hacia el casco céntrico por la avenida Señor del Milagro hasta la plaza principal.

Mientras esto tenía lugar, los manifestantes rezaron un rosario y portaron velas con cartelería pidiendo justicia. Como parte final del recorrido, dieron una vuelta a la plaza y se desconcentraron frente a la iglesia.

El hecho

El último viernes, pasadas la una de la madrugada, el sargento ayudante de la Policía, Diego Gastón Ortega, viajó desde el destacamento de Colpes, donde presentaba servicio al barrio 50 Viviendas de la ciudad de Andalgalá, dirigiéndose al domicilio de su expareja Cintia Aranda, quien fue alertada por su hijo de que su padre Diego se dirigía para allí, llevando consigo el arma reglamentaria.

Ante el llamado de alerta, la mujer se comunicó con la policía local, quienes se dirigieron a su domicilio, pero cuando el móvil llegó, Ortega ya estaba en la vivienda, escuchando los efectivos la detonación de, al menos, cuatro disparos, los que fueron efectuados por su colega en contra de la humanidad de Cintia y su hija, Ariana.

Luego, al verse descubierto, Ortega arrojó el arma a un descampado cerca suyo y fue reducido por los efectivos, quienes lo trasladaron a la Comisaría de Saujil, pero luego, fue llevado a Andalgalá, tras la viralización de una foto en la que se observaba al sujeto tomar mate en el patio de la dependencia policial. Privilegio que le costó la "cabeza" a toda la cúpula de la comisaría y al personal que estaba de servicio.

Tras detener a Ortega, la policía escuchó gritos del interior de la vivienda y, al ingresar, se tomaron con un dantesco cuadro: Cintia presentaba dos heridas, una de ellas en la mejilla, la que luego se supo tuvo orificio de salida en la cabeza y Ariana un impacto de bala en el abdomen. Lesiones por las que ambas permanecen en grave estado de salud.