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Hablaron sus hermanas

Quién es realmente Matías Martínez, el policía de la Bonaerense que asesinó a Úrsula

El agente de 25 años está internado con custodia policial tras haberse cortado con el cuchillo con el que asesinó a su expareja. Analizan si tuvo complicidad policial.

10 Febrero de 2021 17.01

Loana, una de las dos hermanas menores del oficial de policía dijo: “Mi hermano era una persona que no mataba ni a una mosca”. Cabe recordar que Matías Ezequiel Martínez es el único detenido y principal acusado por el crimen de Úrsula Bahillo, su expareja.

La joven asesinad, varios días antes, expuso en sus redes sociales el trato violento al que la sometía Martínez. También se lo dijo a su familia y lo habló con sus amigas. Les contó que estaba angustiada, que no soportaba más sus amenazas, que tenía miedo de que la asesinara. “Me quiero ir de acá, amiga. Tengo mucho miedo. Me arrancó todos los pelos, me re cagó a palos”, dijo en un mensaje de voz que envió en noviembre pasado a una amiga sobre las golpizas que eran cada vez peores: “Amiga, me dijo que me va a matar. No aguanto más”.

Úrsula también había recurrido a la Justicia en la ciudad bonaerense de Rojas, donde vivió toda la vida junto a su familia, y había obtenido una restricción de acercamiento que Martínez violaba habitualmente. Hizo al menos tres denuncias en su contra, ella misma y su madre, Patricia.

El 9 de enero, el 28 de enero y el 5 de febrero de este año Úrsula lo denunció por amenazas y desobediencia en tres expedientes distintos. En la mañana de su muerte, el juez de paz Luciano Callegari había solicitado una restricción de acercamiento con un radio de exclusión de 200 metros, “rondas periódicas y frecuentes de vigilancia por 15 días” y la entrega de un botón antipánico para Úrsula. No fue suficiente.

Ese mismo lunes por la tarde, Martínez -separado de la Policía Bonaerense desde el año 2020 con una carpeta psiquiátrica- subió a la joven en su Peugeot 307 gris y manejó 20 minutos desde el centro de Rojas por la Ruta Provincial 31 hasta Guido Spano, un paraje rural silencioso y prácticamente deshabitado de caminos de tierra, rodeado de pastizales crecidos y montones de basura, donde más tarde fue descubierto su cuerpo sobre un charco de sangre. Úrsula había sido degollada y apuñalada varias veces en su abdomen y su espalda. El arma con que mató a Úrsula, según la imputación en su contra, fue un cuchillo de carnicero.

Minutos antes, Martínez, de 25 años, había llamado a su tío materno y lo había alertado del crimen: “Me mandé una macana”, le dijo. El hombre llamó a otro tío del agente, un policía retirado de la fuerza en 2019, que le aconsejó que diera aviso al 911. Cuando llegaron al lugar, Martínez, que se había tajeado con el mismo cuchillo con el que asesinó a Úrsula, intentó escapar a pie, pero los efectivos de su misma fuerza lograron retenerlo. Ahora está internado con custodia policial en el hospital San José de Pergamino, aún sin fecha para ser indagado por el fiscal Sergio Terrón.

Mientras la ciudad de Rojas despide a Úrsula y la indignación por el crimen crece a nivel nacional, la familia del agente abandonó la casa donde vivían en el barrio La Loma, una zona de calle de tierra y casas bajas al noreste de la ciudad. Las dos hermanas gemelas de 19 años del agente aseguran haber recibido amenazas y temen que los vecinos tomen represalias contra ellos. “La familia está mal porque lo que pasó fue algo muy feo con Úrsula”, dijo Loana en un testimonio contradictorio al canal C5N, en el que dijo tener “buena relación” con su excuñada pero aseguró que ella era quien lo iba a visitar a pesar de la perimetral: “Somos víctimas y lo sentimos. Lo que hizo mi hermano nadie lo defiende y lo va tener que pagar”.

Matías se había mudado hace años a Rojas, tras vivir en otra zona de chico. Entró a la Policía Bonaerense en 2015, era poco más que un menor: antes, el hijo de un ama de casa y trabajador de un matadero, había trabajado para una fábrica de tejidos de la zona.

Un vecino de la zona desde hace más de 20 años dice: “Ya todos sabíamos acá cómo era”, refiriéndose al imputado. El hombre cuenta una historia grotesca de violencia doméstica y abusos a cargo de Martínez que se viralizó en las horas tras el crimen y se repite en las calles de Rojas. Las amigas de Úrsula también refieren que el hombre la golpeaba frente a su familia.

“Lo que está diciendo sobre mi hermano es todo falso y los voy a denunciar por falso testimonio”, sostuvo su hermana esta mañana, que al pasar a bordo de una moto por el centro de Rojas recibe gritos e insultos. “Yo en mi casa nunca vi algo violento, verbal o físico. Nunca vi nada”.