Crisis en la Rosada: el Gobierno redobla las críticas contra Victoria Villarruel
Aunque en el Ejecutivo afirman que les gustaría que la vicepresidenta dejara su puesto, reconocen que "tiene que durar los cuatro años de mandato". Después del conflicto, el presidente y la titular del Senado no se comunicaron.

La tensión entre el presidente Javier Milei y su vicepresidenta, Victoria Villarruel, ha escalado a raíz de un cruce público sobre los sueldos en el sector político. En medio de un contexto económico desafiante, las declaraciones y decisiones de ambos líderes han generado un fuerte debate que se refleja en las internas del Gobierno y las críticas del oficialismo.

El origen del conflicto: las dietas congeladas en el Senado

El enfrentamiento comenzó con la decisión de Villarruel de congelar las dietas de los senadores hasta el 31 de marzo de 2024. Sin esta medida, los sueldos brutos de los legisladores alcanzarían los $9.500.000 a partir de enero. En un comunicado en redes sociales, la presidenta del Senado justificó la medida afirmando que el Senado debía "acompañar al pueblo argentino en el esfuerzo que está haciendo".

Sin embargo, sus quejas públicas sobre los salarios, que calificó de insuficientes en comparación con el sector privado, desataron la polémica. Según fuentes oficiales, esta postura fue considerada una desconexión con la realidad económica del país, donde el salario promedio ronda los $400.000 y el decil más alto de ingresos llega en promedio a $1.400.000.

Las declaraciones cruzadas: ¿una relación irreparable?

Tras el cruce, Milei no dudó en marcar su postura en medios de comunicación, afirmando que Villarruel vive "en el mundo de la alta política" y que sus declaraciones eran "muy desafortunadas". Desde la Casa Rosada, los funcionarios cercanos al presidente respaldaron esta postura. Un alto cargo incluso señaló que "si a ella no le gusta, que se vaya", en referencia a las quejas de la vicepresidenta sobre su salario.

Aunque las tensiones se han intensificado, fuentes del Ejecutivo señalaron que, a pesar del descontento generalizado, prefieren evitar una crisis política. "Ella tiene que durar los cuatro años", admitió un funcionario, reconociendo que la estabilidad del Gobierno está por encima de las diferencias internas.

La postura del oficialismo y las críticas del gabinete

El descontento con Villarruel no se limita a Milei. Integrantes del gabinete, como Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, criticaron duramente su actitud. Bullrich dejó claro que la posición del presidente sobre los ajustes económicos y la austeridad es firme, y quienes no se adapten "deberían irse".

Por otro lado, gran parte de los secretarios y subsecretarios del Poder Ejecutivo han expresado su descontento con las declaraciones de Villarruel. Algunos señalaron que, a pesar de tener sus sueldos congelados desde diciembre de 2023, permanecen en sus puestos por compromiso, sugiriendo que su queja carece de fundamento.

Un desafío para la gobernabilidad

La relación fracturada entre Milei y Villarruel plantea un desafío significativo para la gobernabilidad. La falta de comunicación entre ambos líderes tras el conflicto refleja una grieta interna que podría dificultar la implementación de políticas clave.

Además, las declaraciones de Milei en Radio Mitre subrayaron un mensaje claro: "El esfuerzo es colectivo". Estas palabras buscan alinearse con las expectativas de los ciudadanos en un momento en el que la economía enfrenta retos importantes, pero también envían una señal directa al interior de su Gobierno.

El conflicto entre Javier Milei y Victoria Villarruel pone en evidencia las tensiones dentro de la Casa Rosada y refleja las dificultades de mantener la unidad en un contexto político y económico complejo.

La resolución de estas diferencias será clave para garantizar la estabilidad del Gobierno en los próximos años. Por ahora, el mensaje es claro: la austeridad y el esfuerzo colectivo son la prioridad, y cualquier desviación de esta línea puede comprometer la relación entre los principales líderes del país.

En este escenario, la pregunta que queda es si Villarruel logrará alinearse con las expectativas del Gobierno o si esta tensión marcará un punto de quiebre en la administración Milei.