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Crisis económica

En los tres meses de Milei, así se aceleró la caída de los salarios

El plan económico de La Libertad Avanza impacta con dureza en el poder de compra de todos los asalariados, incluidos los formales. Los detalles.

18 Marzo de 2024 07.46

Los salarios están siendo, junto a las jubilaciones, los grandes perdedores en los primeros tres meses del presidente Javier Milei en la Casa Rosada. En efecto, el impacto de la inflación no distingue afectados e impacta a todos los asalariados, tanto a los empleados registrados que trabajan para empresas privadas, como a los públicos y, muy especialmente, a los informales.

Los distintos datos oficiales que hay disponibles permiten ver que en diciembre y en enero ningún sector se salvó de la “licuadora” en la que los ingresos se están disolviendo por la vertiginosa aceleración de los precios.

Del mes de febrero no hay aún información disponible sobre la evolución de los salarios, pero todo indica que la tendencia de fuerte pérdida de poder de compra –aunque en menor medida– continuó.

Mayor caída en décadas

En diciembre, se produjo la mayor “derrota” mensual de los sueldos frente a la inflación de los últimos 20 años. Por goleada perdieron. Según INDEC el índice de salarios se incrementó en un 8,9%, muy por debajo de la inflación para dicho período (25,5%). Sólo en ese mes, se produjo un derrumbe del poder adquisitivo del 13,2% para el promedio de los trabajadores, según cálculos de Idesa.

Aunque aporta al enfriamiento de la economía, la caída del salario real en forma de shock no es gratis. “Esta baja frente a la creciente inflación se ve reflejado principalmente en el deterioro de las condiciones de vida y en la probabilidad de que aquellos sectores que tradicionalmente eran considerados de clase media, como los asalariados registrados, se encuentren más cercanos a la línea de pobreza”, analiza Virginia Giordano, coordinadora del área de Investigaciones de Idesa.

Giordano lo asocia con “una fuerte degradación social”, incluso entre trabajadores con empleo formal que “no tienen asegurado que sus ingresos sean suficientes para cubrir las necesidades mínimas de un hogar”.

Sin freno

La caída del salario no es nueva. La tendencia se arrastra desde hace años, pero se profundizó en la “era Milei” hasta niveles no registrados desde las crisis de 1989 y 2001. Si se analiza lo ocurrido en 2023, se observa que los salarios crecieron un 152,7%, mientras que la inflación lo hizo en un 211,4%, una fenomenal pérdida de poder adquisitivo que impacta directamente en el consumo de bienes y servicios, que también caen en picada.

Lo mismo está pasando con la actividad industrial, que salvo honrosas excepciones, también se contrajo de manera inédita.

Para Giordano, si bien –en general– todo el conjunto de trabajadores está sufriendo grandes pérdidas en su poder de compra, “los claros derrotados son los asalariados informales, quienes tuvieron un aumento en sus ingresos de tan sólo 115,3% en el acumulado a diciembre”. Idesa calcula que perdieron más de 30 puntos de poder adquisitivo.

Por su parte, los asalariados registrados del sector privado tuvieron una variación acumulada de 165,8%, perdiendo 15 puntos de poder adquisitivo.

Panorama

Aunque no hay datos de enero del índice de salarios del Indec (se dará a conocer el 27 de marzo), la comparación con la inflación se puede hacer con el Ripte (Remuneración Imponible de los Trabajadores Estables que publica el Ministerio de Trabajo), que es un promedio salarial entre empleados registrados.

En ese cotejo, los salarios subieron un 14,7%, mientras que la inflación del primer mes del año fue del 20,6%, una pérdida del poder adquisitivo de casi 5 puntos.

Si bien no se cuentan con datos oficiales para saber exactamente qué sucedió con los salarios en febrero, qué está pasando en marzo y, mucho menos, especular qué ocurrirá en los próximos meses, “existen varios indicios”, dice Giordano.

La economista habla de una “política de liberación de la inflación reprimida” que se está traduciendo en una fuerte aceleración en los precios, lo que está llevando a que caigan los ingresos reales de la población, “tanto de los jubilados y de perceptores de planes sociales, como de los asalariados en general”.

A su vez, Giordano considera que el plan de “ajuste ortodoxo” aplicado por Milei, se centra en “la licuación de los gastos”, lo que “está profundizando aún más la crisis salarial que arrastra el país desde hace ya seis años”.

“En palabras del presidente –dice la economista de Idesa–, 'la motosierra y la licuadora no se negocian', reconociendo a la licuación de ahorros e ingresos como una parte central de su programa para secar de pesos la economía y allanar un eventual proceso de dolarización”.

Para la investigadora, “el ajuste basado en la licuación se sostiene mientras se mantenga la inflación”. “Cuando la inflación empiece a bajar se producirá el efecto inverso: por un lado, porque los sindicatos y las organizaciones sociales presionarán para recomponer ingresos y, por otro, porque los ajustes por fórmula de movilidad también tenderán a recomponer jubilaciones y asignaciones familiares”, apunta y agrega: “Es imprescindible migrar de un ajuste fiscal ortodoxo transitorio, basado en aprovechar la aceleración inflacionaria para licuar gastos, hacia una reducción sostenible en los gastos, junto con una mejora en la calidad de las intervenciones del Estado”.