Gobernadores peronistas redefinen el mapa legislativo: el rol decisivo de Raúl Jalil
La creación de un nuevo bloque con lógica provincial reordenó la Cámara de Diputados y dejó a La Libertad Avanza a un paso de convertirse en la primera minoría. El movimiento, impulsado por mandatarios alejados del kirchnerismo, expone la falta de conducción en el peronismo y agudiza las tensiones internas.

En los últimos días, el escenario político nacional experimentó un reacomodamiento acelerado que tomó por sorpresa incluso a los armadores parlamentarios con más experiencia. La Cámara de Diputados, atravesada por negociaciones en paralelo y movimientos silenciosos, quedó al borde de un vuelco estratégico que podría fortalecer al oficialismo libertario en un momento clave del calendario legislativo. En el centro de esa transformación se ubican los gobernadores peronistas que se distanciaron del kirchnerismo, y sobre todo la figura del catamarqueño Raúl Jalil, cuya interlocución directa con el presidente Javier Milei se convirtió en un factor decisivo para alterar el equilibrio heredado de la elección legislativa de 2023.

La posibilidad de conformar un nuevo bloque o interbloque de corte provincial, integrado por Jalil, Gustavo Sáenz, Osvaldo Jaldo, Hugo Passalacqua y Rolando Figueroa, reconfiguró de raíz el tablero parlamentario. Le dio al oficialismo libertario una ventana inesperada: quedar a solo cuatro diputados de convertirse en la primera minoría de la Cámara, un objetivo que hasta hace semanas parecía improbable. El impacto no es menor: con esa fuerza numérica, La Libertad Avanza llegaría más robusta a debates sensibles como el Presupuesto 2026, la reforma laboral y la reforma tributaria, todas piezas centrales de la estrategia económica del Gobierno.

Mientras tanto, el peronismo navega una crisis interna que se profundiza. El bloque que lidera Germán Martínez ya asumió que sufrirá una merma de volumen parlamentario y que enfrentará una etapa aún más incierta que la que inauguró la derrota electoral. Los mandatarios que no orbitan alrededor del kirchnerismo se muestran decididos a construir un espacio propio, con reglas distintas y sin compromisos con la conducción nacional del PJ. La fragilidad del orden interno se revela en cada negociación y en la ausencia de un liderazgo capaz de unificar criterios.

Dentro del espacio, el diagnóstico se repite: no emergen figuras con capacidad real de conducción, y la centralidad que durante años ocupó Cristina Fernández de Kirchner se encuentra desgastada. Su intento de recuperar protagonismo político, luego de la confirmación de su condena, no logró reordenar al peronismo. Gobernadores, intendentes y legisladores coinciden en que la expresidenta no consiguió recomponer su autoridad ni mostrar una estrategia clara que permita estabilizar al espacio.

En paralelo, la tensión se intensificó en la provincia de Buenos Aires, epicentro estructural del peronismo. El vínculo entre Máximo Kirchner y el gobernador Axel Kicillof volvió a crujir tras el rechazo de la Ley de Financiamiento, una deuda legislativa que afecta directamente la capacidad de gestión del mandatario bonaerense. En el entorno de Kicillof apuntan a la demora de La Cámpora para acompañar el proyecto y advierten que, si no se aprueba en la próxima sesión, el gobernador podría enfrentar un recorte de herramientas que complicaría su proyección nacional hacia 2027.

En el Congreso, la dinámica que impulsaron los gobernadores peronistas no K fue determinante. La Libertad Avanza avanzó sobre sectores del PRO, un grupo de radicales y legisladores de fuerzas provinciales, pero encontró su mayor oportunidad en aquellos mandatarios dispuestos a impulsar un bloque con mayor autonomía. Desde esas conversaciones emergió la propuesta de un armado con lógica territorial, que promete funcionar con cohesión propia y disputar espacios de negociación que antes pertenecían al peronismo unificado.

La arquitectura de este nuevo bloque comenzó a delinearse tras una serie de reuniones entre los gobernadores de Salta, Catamarca, Tucumán, Misiones y Neuquén, quienes coincidieron en la necesidad de contar con representación legislativa que responda más a sus agendas provinciales que a las tensiones internas del PJ. Con ese punto de partida, el reordenamiento tiene impacto múltiple: debilita al peronismo nacional, fortalece circunstancialmente al oficialismo libertario y agrega nuevas dudas sobre el futuro político del espacio opositor más numeroso del país.