La CGT marchará contra el Gobierno mientras negocia reformas laborales
La central obrera se sumará a la movilización del 7 de agosto con un perfil opositor, sin romper el diálogo con la Casa Rosada ni con Axel Kicillof. Busca preservar su poder en el Congreso y recuperar protagonismo frente al sindicalismo combativo.

La Confederación General del Trabajo (CGT) se prepara para un delicado equilibrio político: movilizará con tono opositor el próximo 7 de agosto, en la tradicional marcha a San Cayetano, al tiempo que seguirá participando en el Consejo de Mayo, el espacio de diálogo con funcionarios libertarios, gobernadores, empresarios y legisladores, donde se debaten temas clave como la modernización laboral.

La decisión de la cúpula sindical responde a múltiples presiones. Por un lado, la CGT busca canalizar el malestar interno por la falta de resultados concretos en sus negociaciones con el Gobierno. "No logramos nada y nos enteramos por los diarios de medidas como el cierre de Vialidad", se quejó un dirigente cegetista. Por otro, intenta responder a las críticas del ala más combativa del movimiento obrero, que exige mayor confrontación con la administración de Javier Milei.

Marcha, internas y señales

La marcha del 7 de agosto, encabezada históricamente por movimientos sociales, tendrá este año un protagonismo reforzado por la adhesión de sectores gremiales. La Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) ya había confirmado su participación, junto a las CTA, la UTEP y organizaciones sociales nucleadas en el Frente de Lucha por la Soberanía y el Trabajo Digno.

La CGT no quiere quedarse al margen de esa foto opositora. La presión interna creció tras la protesta contra Federico Sturzenegger, que incluyó 30 ollas populares en Plaza Constitución, y una áspera reunión de la mesa chica sindical, donde algunos dirigentes exigieron un paro general. Entre los señalados estuvo Abel Furlán (CGT - Interior), cercano al kirchnerismo, quien pidió medidas urgentes "contra el ajuste y la proscripción de Cristina Kirchner".

Diálogo con el Gobierno y reforma laboral

Pese al tono opositor, la CGT ratificó su participación en el Consejo de Mayo, donde su representante, Gerardo Martínez (UOCRA), avanza en acuerdos con el presidente de la UIA, Martín Rappallini. Ambos impulsan una agenda común para reducir el "costo argentino" sin afectar los derechos laborales.

El punto de partida fue una entrevista a Claudio Drescher (Cámara de Indumentaria), quien reveló que un producto de su marca cuesta más barato en Chile que en la Argentina. El bloque CGT-UIA reclama al Estado un alivio fiscal sin tocar salarios ni conquistas laborales. "El costo argentino no incluye el salario ni los derechos adquiridos", sostiene Martínez.

La pulseada con Kicillof por las listas

Otro frente de tensión es la relación con Axel Kicillof. En una reciente reunión en La Plata, la CGT recibió una noticia inesperada: el gobernador reduciría de tres a uno los lugares prometidos en la lista de candidatos a diputados nacionales para las elecciones de octubre.

Aunque presionaba por mayor representación sindical en el Congreso, la central obrera ahora deberá definir a su único postulante. El nombre de Héctor Daer (Sanidad) aparece como posible candidato de consenso, pero Cristina Kirchner impulsaría la continuidad de Sergio Palazzo (Bancarios), y resta resolver el futuro de Vanesa Siley (Judiciales), clave en el Consejo de la Magistratura.

También suenan Facundo y Hugo Antonio Moyano, en representación de Camioneros, y Luis Barrionuevo, que negocia desde su partido Trabaj.ar.

¿Un lugar en el gabinete bonaerense?

Con la representación legislativa reducida, la CGT explora alternativas: exigir lugares en el gabinete de Kicillof o cargos en el armado electoral provincial de septiembre. Además, planteará a los intendentes su inclusión en las listas locales, aprovechando la normalización de sus delegaciones regionales.

"No queremos limitarnos a pintar paredes y fiscalizar. Queremos recuperar poder", dicen desde la central obrera. Pero en voz baja admiten que, una vez más, el protagonismo puede escaparse de las manos.