Milei recibe a José Antonio Kast y apuesta a una nueva sintonía con Chile que impacta en todo el país
El presidente Javier Milei mantendrá este martes un encuentro en la Casa Rosada con el mandatario electo chileno José Antonio Kast. Será el primer gesto institucional entre ambos tras el balotaje y marcará el inicio de una nueva etapa en la relación bilateral, con proyección federal y alcance en las provincias como Catamarca.

El presidente Javier Milei recibirá este martes al mediodía en la Casa Rosada al mandatario electo de Chile, José Antonio Kast, en lo que será el primer gesto institucional entre ambos líderes luego del triunfo del dirigente conservador en el balotaje chileno. El encuentro marcará el inicio de una nueva etapa en la relación bilateral, en un escenario regional atravesado por un proceso de reordenamiento político que también tiene impacto en las provincias argentinas, como Catamarca.

La visita de Kast a Buenos Aires se concretará apenas días después de su victoria electoral y antes de asumir formalmente la presidencia en Santiago. En el Gobierno argentino interpretan el resultado como un cambio de ciclo en el país vecino y como una señal favorable para consolidar vínculos con administraciones que comparten una agenda de corte liberal en lo económico y conservadora en lo político.

Desde el entorno presidencial remarcan que la reunión tendrá un carácter principalmente político y simbólico, más que técnico. No se esperan anuncios concretos ni la firma de acuerdos formales, aunque sí una imagen cuidadosamente construida para exhibir sintonía entre ambos liderazgos y enviar una señal clara hacia la región.

Milei celebró públicamente el triunfo de Kast desde el primer momento y lo presentó como una victoria de las ideas de la libertad frente al avance del progresismo en América Latina. En ese marco, la Casa Rosada busca capitalizar el resultado chileno como una confirmación de que el rumbo elegido por el Gobierno argentino encuentra respaldo y proyección más allá de las fronteras nacionales.

En paralelo al encuentro bilateral, el presidente argentino retomará este lunes su participación en actividades de la Fundación Faro, el think tank libertario que dirige Agustín Laje y que se consolidó como un espacio clave de elaboración política e ideológica del oficialismo. El regreso de Milei a ese ámbito se da en sintonía con la victoria de la derecha en Chile y con la lectura que el mandatario hace del nuevo escenario regional.

Tras las elecciones chilenas, Milei se mostró especialmente activo en ese espacio, donde reforzó su interpretación del resultado como parte de una tendencia regional que, desde su perspectiva, comienza a inclinarse hacia gobiernos que promueven menos intervención estatal, mayor protagonismo del mercado y un discurso confrontativo frente a la izquierda.

En términos diplomáticos, el vínculo con Chile abre un nuevo capítulo luego de años de relaciones atravesadas por diferencias ideológicas entre los gobiernos de ambos países. La llegada de Kast al poder podría facilitar una coordinación más fluida en áreas como comercio, inversiones, seguridad y posiciones comunes en foros internacionales, aunque ese escenario aún se encuentra en una etapa inicial y cargada de expectativas.

Del lado chileno, Kast llegará a la Casa Rosada con el desafío de consolidar respaldos externos mientras se prepara para asumir en un contexto interno complejo. Si bien su triunfo fue contundente, el escenario político que heredará se presenta fragmentado y con una oposición activa, lo que lo obliga a equilibrar gestos hacia su base con señales de gobernabilidad.

La apuesta de Milei por exhibir cercanía con el nuevo presidente chileno también tiene una lectura doméstica. En medio de tensiones económicas y reformas en debate, el Gobierno busca mostrar respaldo internacional y construir un relato de alineamientos estratégicos que refuercen su proyecto político.

El encuentro de este martes servirá, al menos, para dejar en claro que la relación entre Buenos Aires y Santiago ingresa en una etapa de afinidad explícita entre sus principales líderes, con un impacto concreto aún por medirse, pero con una fuerte carga simbólica que el Gobierno argentino no oculta.