Carmen viajó desde Rawson, en Chubut, hasta Formosa para despedir a su mamá a quien le habían detectado cáncer de médula en mayo. Vivió una odisea y cruzó el país para despedirse, pero cuando finalmente la dejaron entrar a Formosa, la llevaron a un hotel y no pudo darle un beso por última vez.
Ella había recorrido 3 mil km y durmió 5 días en una estación de servicio. Mientras, las autoridades de Formosa no le daban respuestas y su mamá de 81 años, pasaba sus últimas horas de vida sola en el hospital. Todo su esfuerzo fue en vano.
"Es muy duro y es muy triste. Hay funcionarios que no tienen la menor empatía, no miran el dolor de la gente. Esto tiene que cambiar, necesitamos otro tipo de Argentina", dijo entre lágrimas. "No puede ser que yo no haya podido despedirme de mi mamá".
La odisea
Todo comenzó en mayo cuando Carmen viajó desde Rawson, en Chubut, con la intención de acompañar a la mujer de 81 años. En ese mismo mes, completé un formulario desde la página del Gobierno de Formosa. No recibí ninguna respuesta. En agosto, volví a hacerlo. La tercera vez, mi hija pidió la solicitud de ingreso y nos dieron un número de trámite, le contó la mujer a En Síntesis (eltrece).
Ante el agravamiento del cuadro, la desesperación por verla y la falta de respuestas por parte de las autoridades de Formosa, decidió viajar hasta la provincia. Desde que salí de Chubut me encontré con varios controles, donde presenté la documentación, el permiso de salida, el hisopado que me hicieron y la autorización de tránsito en rutas nacionales. No tuve problemas, hasta que me topé con el control que se encuentra a ocho kilómetros de Resistencia, en Chaco, explicó. Ahí pidieron autorización para que ingrese a Formosa y las autoridades competentes -un consejo que analiza la situación de cada familia- no me la dieron. Entonces, me invitaron amablemente a que retrocediera y me quedara en la localidad de Santa Fe, o bien que volviera a donde regresé, agregó. Pese a que el hisopado al que se había sometido previamente arrojó resultado negativo, no la dejaron entrar.
Entonces, Acosta se desplazó hasta Florencia, en Santa Fe, cerca del límite con Chaco y hace cinco días que acampa junto a su sobrina y la hija de la mujer, de dos años, en una estación de servicio. En ese lugar, hay al menos otras nueve personas que esperan el permiso de las autoridades de Formosa. Somos asistidos por la Municipalidad y por Cáritas, que nos dan el almuerzo y la cena. Estamos durmiendo en el auto, algunos bajo los camiones y tratando de pasar las horas, contó.
Según relató, ninguna autoridad de Formosa se puso en contacto con ella, pero destacó que muchas personas de Chubut trataron de interceder y comunicarse con alguien que pudiera darle una respuesta.
Carmen entiende la emergencia sanitaria por coronavirus, pero hace meses aguarda una respuesta: Me dicen que hay protocolos de antemano para ingresar. Estoy totalmente de acuerdo con cuidarnos entre todos, pero cada día que pasa va sumando en contra", lamentó. "En este momento, yo podría estar aislada cumpliendo la cuarentena hasta que esté en condiciones. Me dicen que tengo que ingresar a una página y esperar. Para mí la espera es crucial, se me está viniendo el tiempo encima.
No voy a poder ver a mi mamá con vida y esa es mi desesperación, lamentó y contó que el reporte de salud de la mujer que le comenta diariamente su hermana, quien se encuentra con ella, no es alentador . Tengo en claro que hay muchas familias que están esperando la autorización para el ingreso a Formosa, pero mi mamá se está muriendo y yo tan solo necesito un minuto para decirle que todo va a estar bien y que descanse, pidió.
Por último, se dirigió al gobernador Gildo Insfrán y reclamó: Le quiero pedir que se solidarice conmigo, que se ponga en mi lugar. Sé que todo está en sus manos, él tiene la posibilidad de autorizar mi ingreso a Formosa. Necesito abrazar a mi mamá, por favor.