Dice el dicho que la fe puede mover montañas, y no es para menos. La espiritualidad y la voluntad, combinadas, puede llevar a muchos a superar sus límites, porque cuando el motor de sus acciones no es físico o material, más firmeza tienen sus pasos. Así puede describirse la historia de un insólito y reconocido peregrino a quien los creyentes cristianos como él han llamado el “Ángel de la bici de madera”.

Con 70 años, Oscar Walter Rojas, oriundo de Villa Sarmiento, Córdoba, se lanza a la travesía de viajar por las rutas argentinas en una singular y única bicicleta de madera de quebracho colorado, un regalo de un amigo artesano de la infancia. A pesar de que su medio de transporte pesa casi 50 kilos, el “Ángel de la bici”, carga con un hermoso cuadro que, como mencionó a La Unión, lo hizo con sus propias manos, un retrato del Cura Brochero. Su misión es clara: en un acto de fe, quiere unir a los dos santos argentinos, Brochero, y Mama Antula, la santa santiagueña, por sus grandes trabajos de fe, pensando en lo que necesita la gente; y, por supuesto, compartir de esta fe inquebrantable con quienes se cruce en el camino. “Por los más necesitados”, reza el cartel con el que viaja.
Es la segunda vez que Oscar realiza una travesía de esta envergadura con la imagen del santo cordobés. La primera había sido hacía la Basílica de Luján el año pasado.
“No soy un ciclista preparado, ni mucho menos. Lo que me mueve es la fe”, destacó Oscar, quien avanza hacia el santuario de Mama Antula, ocasionalmente custodiado por automovilistas y vecinos de las localidades por donde pasa.
Oscar pasó por Catamarca por la Ruta Nacional 60, en su travesía hacia el santuario de Mama Antula. Ayer, jueves, arribó a la ciudad de Recreo, departamento La Paz, luego salió por Ruta Nacional N°157, rumbo a Frías. Este viernes, al momento en que pudo conceder a este diario un poco de sus minutos en medio del camino, transitaba por San Antonio de La Paz.
Su objetivo es llegar a Silípica, provincia de Santiago del Estero, al santuario de Mama Antula y cumplir su promesa.
Quienes se crucen con el “Ángel de la bici” se encontrarán a un hombre lleno de vigor y fe, empatía y sabiduría para compartir, entregando estampillas del Cura Brochero. A cambio, no pide nada, porque esa es su forma de vida: en constante comunión con su fe. No recibe donaciones en efectivo, o dinero alguno, no. Para Oscar su travesía es fe pura, entre sus promesas está no recibir dinero.
“Vivir para servir”, remarca Oscar, quien trae consigo un mensaje de fe y espiritualidad para un país golpeado por duras crisis. Un mensaje que pide por la unión, la paz, la fe, y por sobre todo, por aquellos hermanos que más están necesitados. Por eso, también viaja con un libro de intenciones, con el cual, quiere acercar a la santa santiagueña aquellas peticiones de creyentes con los cuales se cruzó en su camino hacia el santuario.

“Una manzana, que me alberguen para descansar, vale más que cualquier cosa, más que $10.000 pesos”, dijo contundente en diálogo con este medio en respuesta a por qué no recibía dinero por parte de quienes, conmovidos por su peregrinación, querían colaborarle.
No es la primera vez que Oscar llama la atención entre aquellos que cruzan su camino. El año pasado ya había generado emoción al arribar a la Basílica de Luján para dejar la imagen del Santo Brochero, también, en su bicicleta de madera desde Villa Sarmiento.
Si lo encuentra en la Ruta, disminuya la velocidad, respete las señales. Y si puede ayúdelo, comparta un poco de agua, albergue, o incluso, una simple manzana.
Hasta un mural
Oscar es oriundo de Villa Dolores, Villa Sarmiento, Córdoba. No solo la travesía en bicicleta es parte de su fe, sino que también tiene otras tantas demostraciones. Por casualidad su casa está ubicada en la calle José Brochero. Oscar también hace mosaiquismo así que realizó un mural en la fachada en honor al santo.
