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Mide como un edificio de 8 pisos

Día de la Bandera: así hicieron la más grande del país

Va a flamear mañana en Plaza de Mayo. "Para nosotros, Belgrano es como Messi", aseguran sus responsables.

20 Junio de 2023 07.09

Hay un grupo de expertos en el arte de hacer banderas que trabajó a contrarreloj en la previa de este Día de la Bandera. Son veinte especialistas, costureros y detallistas del pincel que se pusieron manos a la obra para hacer la bandera colosal de la Argentina que va a flamear este 20 de junio en la Plaza de Mayo.

Tiene 310 metros cuadrados de superficie y rompe un récord que emociona a estos amantes de la celeste y blanca: será la bandera de la Argentina más grande en ser izada en el país.

El desafío fue como la obra: enorme. Como la nueva bandera duplica en tamaño a la que suelen izar los granaderos para las fechas patrias frente a la Casa Rosada, quedó chica la sala de pintura del Taller de Banderas, un espacio que depende de la Secretaría de Atención Ciudadana de la Ciudad.

Para pintar el sol en la franja blanca, en vez de una persona, tuvieron que trabajar cuatro en simultáneo. Y en escaleras, porque los 16 rayos rectos y los 16 ondulados en el sentido de las agujas del reloj abarcan un diámetro de 4 metros cuadrados. O sea, un círculo que -de una punta a la otra- mide lo que un auto de largo.

“Para mí hacer banderas es todo”, explica Luis Corradi (60), un muralista que estuvo encargado de trazar la figura del sol sobre la tela, y quien además es especialista en vexilología, ciencia que estudia las banderas. “Yo me inicié en la vida estudiando la historia de la Argentina y allí tiene mucha participación los paños, las banderas, para identificarse como pueblo en un territorio o en conflictos”, sigue.

Junto a sus compañeros en la tarea de pintar el sol –los pintores Yael Acevedo, Cecilia Silva, Alberto Ayala y Ezequiel Vizcaino- nunca antes había trabajado con estas dimensiones, pero los nervios se terminaron al ver el resultado final.

A pesar de que hace 22 años trabaja en la vexilología y ya vio pasar miles de banderas bajo sus manos, Corradi sintió “extrañamente una alegría profunda”. Era “ver que podíamos hacerlo, una satisfacción inmensa después del desafío y de llegar a la meta”, definió.

El sol requirió dos días de pintura y dos días de secado. Primero se plasmó el amarillo –no cualquiera, específicamente el pantone 1235 C, como figura en las normas IRAM- y una vez que estuvo seco se pintaron los bordes y el rostro en marrón.

El gesto del sol es central y debe quedar a la perfección: el rostro está inspirado en el diseño de la primera moneda nacional, creada en 1816. Tuvo algunos ajustes desde entonces, pero se mantuvo en la bandera el estilo figurativo.

"Muchos trabajaron por fuera del horario laboral para poder llegar a tiempo con el plazo de entrega", cuenta a este diario Jesica Dzembrowski, gerenta del Taller de Banderas. “Se sentía un poco la tensión por el miedo a no llegar, o el desafío de no tener iluminación adecuada en el lugar que encontramos para colgar la bandera y pintar el sol, tampoco estábamos acostumbrados a esta dimensión para la costura”, describe.

La bandera quedará bajo la custodia de la Unidad del Ejército del Regimiento de Granaderos para ser izada en fechas especiales. Foto: Guillermo Rodríguez Adami

La bandera quedará bajo la custodia de la Unidad del Ejército del Regimiento de Granaderos para ser izada en fechas especiales. 

Tras trabajar en el sol sobre la franja blanca, llegó la hora de coser las otras dos telas celestes. La bandera completa es de 23,5 metros de ancho y 13,3 metros de alto o, puesto de otra forma, como un edificio de 8 pisos.

Hasta ahora la bandera más grande que se usó en la Plaza de Mayo posee una dimensión 150 metros cuadrados, la mitad de la nueva bandera. El taller la renueva con una frecuencia muchas veces menor al mes, tanto por su deterioro por la exposición a la intemperie como por la importancia de que se encuentre en perfecto estado al situarse frente a la Rosada y en las inmediaciones del Cabildo.

“Creo que en pocos lugares se vive un sentimiento tan lindo por el país. Es una emoción muy difícil de explicar, pero nos da mucho orgullo rendir homenaje al creador de la bandera, Manuel Belgrano, en el día en el que se conmemora su paso a la inmortalidad ”, destaca Dzembrowski.

Y amplía: "Acá trabajan vexilólogos, o sea personas que estudiaron mucho las banderas. Para nosotros, Belgrano es como Messi y siempre es una felicidad enorme poder trabajar en el símbolo que él creó”.

Un taller en el que se respira historia

El Taller de Banderas de la Ciudad funciona en la avenida Dorrego 690, en el barrio de Chacarita. Fue fundado en 1946 y hoy es, según Dzembrowski, el único en su tipo que existe en la Argentina, especializado en la enseñanza y la confección de banderas. Es responsable de producir las banderas que luego se izan en mástiles de espacios abiertos o que forman parte de los armados de escenografías en eventos o actos ceremoniales.

Las banderas oficiales se realizan respetando la reglamentación estipulada por ley, que determina los colores exactos, proporciones, tipos de tela y las características a tener en cuenta en el proceso de confección. No solo hay que prestar atención a las dimensiones, colores y detalles, sino también a las características según el uso que se le asigne.

El taller produce dos tipos de banderas: la de ceremonial, que son de exhibición fija en despachos u oficinas, y las de flameo.  Las primeras se hacen en gross de seda o tropical mecánico y se bordan, mientras que las segundas, en poliamida, una tela liviana, y son pintadas, para que puedan flamear. 

En general, trabajan la bandera nacional y la del Gobierno de la Ciudad, pero están preparados para elaborar otros tipos también. “Si viene el presidente, por ejemplo, de Uganda y hay que hacer una bandera para recibirlo, no puede ser de cualquier forma porque puede ser un problema diplomático. Hay que estudiar todo muy bien y seguir las actualizaciones”, explica Dzembrowski y ejemplifica que “el Vaticano hizo hace poco actualizaciones en su bandera”.

Una de las más difíciles con las que lidiaron fue la de Gales, que tiene un dragón en el bordado, una figura de mucha complejidad. Corradi recuerda que “algunas tienen detalles puntuales a estudiar que hablan mucho de cada bandera, como la del Líbano, que lleva un árbol y una de sus raíces debe tocar una de las franjas; si no lo toca, da otro mensaje”.

No es la primera vez que el taller realiza una edición especial de la bandera argentina. Entre otros hitos históricos, la gerenta recuerda la que se confeccionó especialmente para izar en Plaza de Mayo en 1983, con la asunción de Ricardo Alfonsín como presidente y el regreso a la Democracia del país.