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Luego de más dos años

Doña Martina y sus hijas ya tienen una piecita para pasar el frío antes de ir a la escuela

La decisión de esta madre causó conmoción cuando en Mayo se conoció que vivían en una choza de nylon para estar cerca del establecimiento escolar de sus hijas. Estuvieron a la vista de todos y nadie las veía. Ahora, una de las promesas se cumplió y tienen un techo que las protege. Este lunes, las dos niñas vuelven a la escuela. Falta la luz, que esperan llegue pronto.

De la choza a una piecita
De la choza a una piecita

14 Agosto de 2022 21.24

En el interior profundo las ansias de superación son muchas y, a pesar de las extremas dificultades y necesidades, hay ejemplos de sobra de querer siempre lo mejor. Este es el caso de Doña Martina, quien por sus hijas decidió mudarse una zona inhóspita para de esta manera estar cerca de la escuela de ellas y permitirle así, que ellas no pierdan la escolaridad y dejen de caminar 13 km diarios.

Su caso se conoció en el mes de Mayo pasado pero lo doloroso era que llevaban viviendo así dos años. Nadie se había dado cuenta o, sabiendo, nadie le había ofrecido una opción menos sacrificada para las tres mujeres. En medio del intenso frío de la alta montaña, la madre de las menores improvisó una choza tapada con nylon y allí pasaban sus días.

Ahora y tras lo conmovedora de la situación y apurados por las circunstancias, le cumplieron la promesa a Doña Martina y allí, en medio de la desolación de la montañas de Corral Blanco, al norte del departamento Belén, construyeron una "piecita", como ella misma la describe. Se la levantó personal de la comuna de Villa Vil y se aprovechó el periodo de descanso de las escuelas de Periodo Especial. La madrea abnegada fue contando los pasos de la obra a La Unión, marcando con sencillez "es una sola piecita. La han hecho chiquita pero siquiera es como para estar".

Las hijas de Martina de 13 y 15 años concurren a la Escuela Secundaria n° 89 y este lunes regresan a clases, "por la otra semana estaba muy frío. Así es el clima por estos pagos". Recordemos que previo a esto, ellas vivían casi a la intemperie. Dormían en una choza improvisada y cocinaban al cielo abierto. Ahora habrá un techo pero está faltando la luz. Consultada sobre si estaba conforme con lo que le hicieron desde la municipalidad dijo con sinceridad: "no pero así será. Es lo que nos toca".  

Hasta la semana pasada, luego que ella misma y sus hijas ayudaran a terminar el techo, faltaba que les colocaran las aberturas y se decidiera si iban o no a tener el servicio de energía eléctrica. Sobre eso Doña Martina, aunque los mismos vecinos de Belén le referían que debían reclamarla, era reticente. "No sé si se va a poner la luz y la verdad que no sé si pedirle al intendente. La verdad que la pasamos mal antes y preferible esto a no tener nada", comentó. En tanto, ellas ya se aprestaban a llevar sus cositas, para estar lo más cómodas posibles y, sobre todo, afrontar el frío que aún persiste en la zona en esta época del año.

La historia

Los dos años que transcurrieron las menores y su madre viviendo en una choza improvisada cubierta con un nylon, estuvo a la vista de muchos y a pesar de eso no las veía nadie. Martina reconoce que su situación era de conocimiento de varios, y a pesar de su pedido de ayuda y la solicitud de colaboración para que sus hijas no estuvieran viviendo en esas bajas temperaturas y duras condiciones, las respuestas que recibía solo eran negativas.

La determinación de vivir en un rancho improvisado en cercanías de la Escuela N° 89 de Corral Blanco, fue solo para que las jovencitas ya no caminen a diario 30 kilómetros hasta el establecimiento. El objetivo primero, a pesar de lo duro de la decisión era que ellas no perdieran la posibilidad de seguir educándose.

Luego y en vista de la notoriedad del caso, comenzaron a llegar las promesas y las donaciones para Doña Martina y sus niñas. A las semanas que siguieron a la nota que hizo pública su condición, funcionarios de la comuna de Villa Vil se comprometieron a la construcción de una pieza, la que ahora y casi a contra reloj se terminó se hacer realidad.