Acceder a la educación en el interior profundo no es algo fácil y tampoco todos pueden tener este derecho. Quienes sí lo hacen tampoco, en un buen porcentaje, lo hacen con todas las comodidades. Se sabe que la distancia y el clima son los mayores obstáculos y la prueba de esto es lo que vive desde hace dos años la familia de Doña Martina.
Esta madre tomó la determinación de trasladar su vivienda, por decirlo de alguna manera, a un lugar físicamente más cercano para que de esta manera sus dos hijas ya no caminen los 13 kilómetros que las separan de la escuela. Esta determinación extrema, las llevó a vivir en un rancho improvisado de plástico a temperaturas bajo cero en Corral Blanco, al norte del departamento Belén.
Foto: Gentileza Andalgalá al Instante
Las hijas de Martina concurren a la Escuela Secundaria n° 89 y el largo trayecto que a diario debían hacer las adolescentes de 13 y 15 años era una gran preocupación. La opción no era que ellas dejarán de asistir sino que por el contrario, el establecimiento les quedará más cerca. No habiendo otra opción y menos aún recursos económicos, lo que se comenzó a vivir desde hace dos años fue sin duda una decisión quizás extrema pero la única que estaba al alcance de esta familia humilde.
La dura realidad
Ahora, tras conocerse esta historia, es que se procura generar una ayuda para que las niñas y su madre para que no sigan sufriendo las bajas temperaturas de la zona y puedan tener un techo más digno sin perder con esto la escolaridad.
Foto: Gentileza Andalgalá al Instante
Sobre esto está trabajando la comunidad educativa.
Una de las docentes del establecimiento del pero Nivel Primario, comentó a Diario La Unión cómo ellos se enteraron de cómo estaban viviendo las jovencitas y su madre y de la profunda preocupación que esto les causo. Según dijo la maestra “viven así desde hace dos años en esas condiciones. Siempre escuché que vivían precariamente pero nunca imaginé que de esa manera”.
Luego agregó: “conocí el lugar donde viven por casualidad este 25 de Mayo cuando salimos con la directora a recorrer el lugar. No trabajábamos ese día y decidimos ir a ver el problema del agua que no estaba llegando a la escuela y la invitamos Doña Martina que había ido a visitarnos a la escuela, a que nos acompañe. De regresó pasamos por su casita, si se la puede llamar así. Nos dio tanta pena su situación y pensamos los fríos que pasamos en escuela sin calefacción ni leña para hacer brazas y como la pasan ellas por Dios que viven aún en peores condiciones”.
Es por esto que lo que se necesita es de la colaboración de todos, no solo la comunidad, sino las autoridades de la comuna. Lo ideal sería, a entender de los docentes, que la mujer y sus hijas puedan construir un dormitorio y así vivir en mejores condiciones, sobre todo ante este invierno frío que se aproxima. De hecho, las temperaturas para esta semana marcan que serán bajo cero.
El otro dato, que no es menor, refiere que el único ingreso que tiene esta madre de familia es el de la Asignación Universal por Hijo, suma que no le es suficiente obviamente.
