El Vaticano confirmó la beatificación de Enrique Shaw, el empresario argentino
El Papa autorizó el decreto que reconoce al laico argentino fallecido en 1962 como beato, junto con once mártires españoles de la Guerra Civil. Shaw, padre de familia y referente del empresariado cristiano, se convierte en una figura singular de santidad vivida en el mundo del trabajo.

El Vaticano confirmó este miércoles la próxima beatificación de Enrique Ernesto Shaw, empresario y laico argentino, luego de que el Papa autorizara la promulgación del decreto correspondiente. La decisión incluye además el reconocimiento de once mártires españoles asesinados durante la Guerra Civil, aunque Shaw se distingue como el único beato no vinculado a ese período histórico, consolidando así una figura de santidad laical ligada al mundo empresarial y familiar.

Según informó la Santa Sede, el decreto papal reconoce el martirio de once personas asesinadas entre 1936 y 1937 en el marco de la persecución anticristiana en España. Se trata de nueve seminaristas, un sacerdote diocesano y un laico, pertenecientes a las actuales diócesis de Madrid, Getafe y Alcalá de Henares. El comunicado oficial indicó que todos ellos fueron asesinados "por odio a la fe" y que una extensa documentación histórica acreditó su disposición a entregar la vida sin renunciar a sus convicciones religiosas.

De acuerdo con el Vaticano, los mártires decidieron permanecer junto a sus familias y no ocultarse pese al riesgo que corrían, lo que contribuyó a que su fama de martirio se difundiera rápidamente y se mantuviera viva con el paso de los años. Junto a este reconocimiento, el Papa también autorizó el decreto que reconoce las virtudes heroicas de tres personas, quienes desde ahora reciben el título de venerables: fray Berardo Atonna y sor Domenica Caterina dello Spirito Santo, ambos italianos, y el sacerdote indio Joseph Panjikaran, fundador de la Congregación de las Hermanas Médicas de San José.

Quién fue Enrique Shaw

A diferencia de la mayoría de los procesos de beatificación, Enrique Shaw no fue sacerdote ni religioso. Fue empresario, esposo, padre de nueve hijos y oficial de la Armada Argentina. Su vida, marcada por una coherencia profunda entre fe y acción, lo convirtió en una figura singular dentro de la Iglesia. Nació en 1921 en el hotel Ritz de París y desarrolló una concepción de la empresa radicalmente distinta a la dominante en su época: la entendía no como una herramienta de lucro, sino como una comunidad de personas al servicio de la dignidad humana.

Convencido de que el trabajo debía estar al servicio del bien común, Shaw promovió relaciones laborales basadas en el diálogo, la justicia y el respeto, incluso en contextos de fuerte conflictividad social. Ese compromiso se tradujo en decisiones concretas e innovadoras. Fue uno de los impulsores del salario familiar en la Argentina, una medida pionera que buscaba que la remuneración del trabajador contemplara no solo su tarea, sino también la responsabilidad de sostener a su familia. Para Shaw, el salario debía permitir una vida digna y no limitarse a una cifra abstracta.

En 1955, en el contexto de la persecución religiosa posterior a la quema de iglesias y al enfrentamiento entre el Estado y la Iglesia, Enrique Shaw fue detenido debido a su compromiso público con la fe católica. Lejos de abandonar su camino, profundizó su vocación como laico comprometido en el mundo empresarial.

Fue fundador y primer presidente de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), desde donde impulsó con fuerza la Doctrina Social de la Iglesia en el ámbito económico argentino. Su mensaje resultó contracultural incluso para sectores creyentes: sostenía que fe y empresa no solo eran compatibles, sino que debían integrarse. En un momento de discernimiento espiritual, expresó su deseo de dejar la empresa para trabajar directamente con los obreros, pero un sacerdote de la diócesis de Chicago lo exhortó a permanecer allí: su misión era transformar la empresa desde dentro. Ese dato adquiere hoy un valor simbólico adicional, ya que esa misma diócesis es la de origen del actual Papa León, quien definió a Shaw como "un hombre providencial para nuestros tiempos".

Siendo muy joven, Shaw enfermó gravemente de cáncer y necesitó transfusiones urgentes. De manera espontánea, los obreros de su empresa se ofrecieron a donar sangre para salvarle la vida. El episodio se volvió emblemático y quedó sintetizado en una frase que trascendió su figura: "Ahora soy feliz, ya que por mis venas corre sangre obrera". Falleció en 1962, a los 41 años.

En abril de 2021, el papa Francisco lo declaró venerable. En enero de 2025, el milagro atribuido a su intercesión superó la instancia médica y obtuvo la aprobación de la Comisión Teológica. El 17 de junio, la Comisión de Teólogos aprobó de manera unánime la oración de intercesión y los frutos del milagro, y finalmente la comisión de obispos y cardenales del Dicasterio para las Causas de los Santos dio su parecer favorable, allanando el camino a su beatificación.