En la tarde de ayer, se realizó la solemne procesión de la Virgen del Valle, pero por primera vez, sin la participación de los fieles debido a que rige el aislamiento social por la pandemia del coronavirus.
Bajo la consigna Cuidarnos y cuidar a los hermanos Catamarca, se vivió un histórico cierre de las Fiestas Marianas.
Con un importante operativo policial, se abrieron las puertas de la Catedral Basílica y Santuario Mariano, dando paso a la imagen cuatro veces centenaria de la Madre Morena, para iniciar su marcha en una procesión histórica, atípica, en este tiempo atravesado por la pandemia que afecta al país y al mundo entero.
Desde la plaza principal, la Gracia del Valle se irradió a miles de hogares catamarqueños, peregrinos y devotos de todo el país y del mundo, a quienes la tecnología les permitió palpitar de sus lugares la procesión.
Esta fue presidida por el obispo Luis Urbanc, y contó con la presencia de algunos sacerdotes, el rector del Santuario, José Antonio Díaz, autoridades civiles encabezadas por el gobernador de la provincia, Raúl Jalil, y el intendente municipal de Capital, Gustavo Saadi, los legisladores nacionales Silvana Ginocchio, Lucía Corpacci y Dalmacio Mera, y representantes de las fuerzas de seguridad.
Durante la animación, los guías saludaron con júbilo a los hermanos y hermanas de todo el país o que se encuentran en el extranjero que, a través de los medios de comunicación y las redes sociales, participaron de la procesión desde sus hogares o lugares trabajo.