El gendarme argentino Nahuel Agustín Gallo, oriundo de Catamarca, permanece detenido en Venezuela desde el 8 de diciembre de 2024, acusado por el gobierno de Nicolás Maduro de participar en supuestas "acciones desestabilizadoras y terroristas". Desde entonces, su familia no volvió a tener contacto con él.
Su esposa, María Alexandra Gómez, denunció públicamente la falta de información sobre su paradero y el silencio de las autoridades venezolanas. "Desde que fue detenido, no tuve más contacto con él. Lo único que supe fue gracias a otro detenido que compartió celda con él durante cuatro meses", afirmó en declaraciones a Telenoche.
Viaje familiar que terminó en detención
Según explicó su entorno, Gallo viajaba desde Colombia hacia Venezuela para visitar a su esposa y a su hijo de dos años, con la intención de pasar las fiestas de fin de año en familia. Fue interceptado por la Dirección General de Contrainteligencia Militar en la frontera, mientras se trasladaba en un remís.
Desde entonces, permanece preso en el penal de máxima seguridad conocido como El Rodeo, aunque oficialmente el gobierno venezolano no ha confirmado su ubicación ni su estado de salud. "Cuando intenté verlo, me negaron que estuviera allí. Me pedían mi identificación, pero no me daban ninguna respuesta", contó su esposa, que hoy reside en Argentina luego de ser evacuada del país caribeño mediante un operativo discreto del Ministerio de Seguridad.
Tres meses sin respuestas
Gómez relató los infructuosos intentos por verlo en el penal: "Iba con la esperanza de verlo, pero me decían que no estaba ahí, que no tenían información. Me hacían esperar una hora y luego me decían que me fuera. Así estuve durante tres meses". La mujer sostiene que solo obtuvo confirmaciones extraoficiales de su detención, sin documentación ni detalles del proceso judicial en su contra.
Reclamo ante organismos internacionales
El Gobierno argentino ha manifestado su preocupación por el caso y realizó presentaciones ante organismos internacionales de derechos humanos, aunque aún no hay avances concretos. La situación se agrava por la incomunicación total del detenido, la falta de garantías procesales y el hermetismo de las autoridades venezolanas.
El caso del gendarme Nahuel Gallo evidencia una compleja situación diplomática y humanitaria. Su pareja insiste en reclamar visibilidad y acción: "Queremos saber si está bien, queremos saber dónde está. No puede ser que nadie nos diga nada". La incertidumbre persiste y la familia aún espera respuestas.