Catamarca ya vive un clima de intenso fervor religioso y devoción en los primeros días de las tradicionales fiestas en honor a la Virgen del Valle. Cientos de peregrinos, procedentes de diversas provincias y puntos del país, han comenzado a arribar a la Capital, adelantando las postales de profunda piedad y congregación que habitualmente se reservan para los últimos días de la Novena y la celebración central.
La conmovedora afluencia temprana y extraordinaria se debe a la coincidencia del inicio del ciclo de nueve días de preparación espiritual, la Novena, con el pasado fin de semana largo. La facilidad para el traslado y el mayor tiempo disponible han motivado a miles de fieles a emprender la marcha con anticipación, transformando las rutas y el ejido urbano de la capital catamarqueña en un continuo río de fe y esperanza.
El camino hacia el Santuario Catedral
Las principales vías de acceso a Catamarca se está viendo pobladas por visitantes que realizan el último tramo de su travesía a pie, en bicicleta o en vehículos que avanzan lentamente en señal de respeto y ofrenda. El objetivo unánime de los devotos es llegar al Santuario y Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle para el tan ansiado encuentro con la imagen de la Madre Morena, Patrona Nacional del Turismo y de la Fiesta Nacional e Internacional del Poncho.
La escena en el corazón de la ciudad es vibrante: las calles adyacentes al Santuario se encuentran repletas de familias, grupos de amigos y caminantes solitarios que buscan un momento de recogimiento y gratitud ante la imagen venerada. Muchos de ellos han recorrido cientos de kilómetros, movilizados por promesas, agradecimientos o la simple necesidad de fortalecer su espíritu a través de esta manifestación de fe incondicional.
Asistencia y servicio religioso reforzado
Ante el masivo volumen de fieles, las autoridades eclesiásticas han redoblado los esfuerzos para brindar contención espiritual y asistencia a los peregrinos. Un equipo de sacerdotes y colaboradores se encuentra activo desde las primeras horas de la mañana, atendiendo las necesidades pastorales de la multitud.
En diversos puntos estratégicos del perímetro del templo, los ministros religiosos se dedican a una tarea fundamental: la administración del sacramento de la Reconciliación. Las largas filas de penitentes para recibir la confesión son una muestra palpable de la profundidad de la devoción. Además, la liturgia se complementa con constantes actos de bendición, tanto para los propios peregrinos como para los numerosos objetos de devoción que portan, como estampas, rosarios e imágenes.
El clima general en la ciudad no es solo de fe, sino de una auténtica fiesta de la esperanza. La devoción mariana se siente en cada rincón, creando una atmósfera de respeto, alegría contenida y fervor que se proyecta sobre toda la provincia. Este inicio histórico de las festividades anticipa una de las celebraciones más concurridas de los últimos años, con la expectativa de que los días centrales de la Novena superen todos los registros de afluencia de fieles. La Madre del Valle ha vuelto a convocar a sus hijos, y Catamarca se confirma, una vez más, como un epicentro de la fe en Argentina.