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Pese a la suba de precios, el consumo interno de carne vacuna volvió a crecer

Según un informe de CICCRA, el consumo per cápita llegó a 49,1 kilos anuales y mostró un incremento interanual del 3,2%. El repunte se dio incluso en un contexto de aumentos que afectaron a la mayoría de los cortes vacunos.

24 Noviembre de 2025 07.36

El consumo interno de carne vacuna registró en octubre un crecimiento inesperado frente al escenario de aumentos de precios que viene afectando al sector. Según el último informe difundido por la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), la demanda local aumentó un 4,4% interanual, lo que refleja un cambio en la tendencia de los meses anteriores.

De acuerdo con el relevamiento, el consumo per cápita alcanzó los 49,1 kilos por habitante al año, cifra que implica una mejora interanual del 3,2%. Esta recuperación, sostiene CICCRA, representa un incremento de 1,5 kilos por persona, equivalente a un movimiento total de 1,931 millones de toneladas res con hueso (tn r/c/h), una magnitud que da cuenta de la relevancia del repunte para la industria frigorífica y comercial.

Un repunte en medio de la suba de precios

El crecimiento del consumo se produjo pese al avance del precio de la carne vacuna, que en octubre mostró una aceleración mensual del 2,6%. Este aumento fue impulsado principalmente por un incremento del 3,8% en el precio promedio de los cortes vacunos relevados. La presión sobre los valores no se replicó en la misma magnitud en otras proteínas: el precio del pollo entero registró una baja mensual del 1,1%, la tercera consecutiva, lo que amplió la diferencia entre ambas carnes.

Dentro de los cortes vacunos, el asado fue el que más se encareció en octubre, con un incremento del 5,2%, ubicándose en un valor promedio de $11.775,6 por kilo. Le siguieron los cortes de nalga, con una suba del 4,1% y un precio promedio de $15.191,6, y la carne picada común, que trepó 3,5%, hasta llegar a los $7.320,7 por kilo.

Otros cortes también mostraron variaciones significativas:

Paleta: +3,2% ($12.018,2 por kilo)

Cuadril: +3,1% ($14.686,8 por kilo)

Hamburguesas congeladas: +2,8% mensual

Por su parte, el kilo de pollo entero, tras la baja del 1,1%, quedó en $3.681,6, consolidándose como la opción más económica dentro del mercado de proteínas.

Incrementos anuales y variaciones entre cortes

La comparación interanual también mostró que el precio de la carne vacuna sigue en ascenso. Mientras en septiembre los cortes habían registrado un aumento del 45% anual, en octubre la variación fue del 47,3%, lo que evidencia una aceleración moderada pero constante.

Entre los cortes que más se encarecieron durante el último año, el cuadril encabezó la lista, con un incremento del 65,2% anual. Le siguieron el asado (+63,8%), la nalga (+63,3%) y la paleta (+59%). Estas variaciones se dan en un contexto en el que la inflación general continúa afectando el poder adquisitivo, aunque el consumo de carne vacuna muestra, al menos por ahora, cierta resistencia al ajuste.

Un mercado que busca estabilizarse

Los analistas interpretan que este repunte del consumo puede estar vinculado a un reacomodamiento de precios relativo frente a otros alimentos, a la estabilidad momentánea de la oferta y a un cambio estacional que suele impulsar las compras de carne en primavera. Además, algunos frigoríficos aseguran que la demanda interna pudo haber recuperado terreno frente a una disminución de la presión exportadora, lo que habría moderado parte del traslado de precios al consumidor.

Pese al aumento del consumo, el sector sigue observando con cautela la evolución de los costos, la oferta ganadera y el impacto del poder adquisitivo en los próximos meses. La incertidumbre económica y la volatilidad propia del mercado cárnico hacen difícil prever si esta tendencia se sostendrá hacia fin de año.

No obstante, el dato de octubre aparece como una señal alentadora para una industria que viene atravesando un período prolongado de ajustes y restricciones. En un contexto de precios crecientes y sensibilidad económica, el hecho de que el consumo interno de carne vuelva a crecer resulta, al menos, un signo de recuperación dentro de un mercado clave para la mesa de los argentinos.