Rusia lanzó en la madrugada del jueves uno de sus mayores ataques aéreos de 2025 contra Ucrania, con el disparo de 574 drones y 40 misiles balísticos y de crucero, según confirmó la Fuerza Aérea ucraniana.

El operativo se concentró en las regiones occidentales del país, donde se cree que se entrega y almacena gran parte de la ayuda militar enviada por los aliados occidentales. Los bombardeos provocaron la muerte de una persona y dejaron al menos 15 heridos, de acuerdo con las autoridades locales.

Se trató del tercer mayor ataque del año en número de drones y el octavo en misiles, con impacto directo en zonas residenciales. En la ciudad de Lviv, un misil causó la muerte de un civil y daños en 26 edificios, una guardería y dependencias administrativas, informó el gobernador regional Maksym Kozytskyi. La Fiscalía detalló que tres misiles de crucero llevaban municiones de racimo.

El presidente Volodimir Zelenski denunció que los bombardeos se realizaron "como si nada hubiera cambiado" e insistió en que el Kremlin sigue bloqueando cualquier intento de negociación. "Moscú no ha dado señales de entablar conversaciones significativas", señaló el mandatario, que volvió a reclamar mayor presión internacional con sanciones y aranceles más duros contra Rusia.

El ataque se produjo en paralelo a un nuevo impulso diplomático encabezado por Estados Unidos. La semana pasada, el presidente Donald Trump se reunió en Alaska con Vladimir Putin, y a principios de esta semana recibió en la Casa Blanca a Zelenski y a líderes europeos. Sin embargo, la respuesta de Moscú a los intentos de mediación ha sido fría, y el propio Zelenski anticipó nuevas rondas de diálogo con sus aliados para definir garantías de seguridad.

Mientras tanto, Ucrania continúa con sus ofensivas mediante drones de fabricación nacional contra refinerías e infraestructura dentro de Rusia, lo que llevó a que los precios mayoristas de los combustibles alcanzaran máximos históricos en el mercado interno ruso.