SpaceX continúa acumulando hitos en su ambicioso programa de desarrollo del Starship, el sistema de lanzamiento más potente jamás construido. Este lunes, la empresa liderada por Elon Musk completó con éxito la undécima prueba de vuelo del vehículo, desde las instalaciones de Starbase, en Boca Chica (Texas), consolidando así un nuevo paso hacia las futuras misiones orbitales y, eventualmente, interplanetarias.
El lanzamiento se realizó a las 18:23 hora local (23:23 GMT), y de inmediato comenzaron las maniobras clave de la prueba. Los motores Raptor del Starship se encendieron con precisión durante la fase conocida como "separación en caliente", momento en que la etapa superior se desprende del propulsor principal para continuar su trayectoria.
El propulsor Super Heavy ejecutó un amerizaje controlado en el golfo de México, demostrando avances sustanciales en la capacidad de recuperación del sistema, uno de los pilares de la filosofía reutilizable de SpaceX. En paralelo, la etapa superior del Starship completó su impulso de ascenso y entró en una fase de vuelo planificada que permitió llevar a cabo múltiples pruebas técnicas.
Entre ellas, se destacó el despliegue de ocho satélites simuladores de Starlink, diseñados para seguir una trayectoria suborbital. Según informó la compañía, estas unidades se desintegraron al reingresar en la atmósfera, cumpliendo con el protocolo previsto.
Durante su recorrido espacial, el Starship reencendió uno de sus motores Raptor e inició un reingreso controlado, durante el cual ejecutó una maniobra de inclinación —conocida como "belly flop"—, una de las secuencias más complejas del vuelo. Esta etapa simula la aproximación final que la nave realizará en futuras misiones de retorno a Starbase, un aspecto clave para el objetivo de reutilización completa del sistema.
El vuelo concluyó con el amerizaje de la etapa superior en el océano Índico, tras poco más de una hora de trayecto. Aunque no estaba previsto un aterrizaje en tierra, la misión se consideró plenamente exitosa al cumplir todos los objetivos programados.
De acuerdo con SpaceX, el propósito principal de esta nueva prueba fue recopilar datos técnicos que permitan optimizar el propulsor Super Heavy de próxima generación, evaluar el rendimiento del escudo térmico del Starship —vital para soportar el reingreso a la atmósfera— y ensayar maniobras de vuelo y descenso controlado.
Con esta misión, SpaceX afianza su liderazgo en el sector aeroespacial privado, al tiempo que continúa perfeccionando el sistema que, según Musk, será fundamental para misiones de transporte interplanetario, incluido el proyecto de colonización de Marte.
El Starship, en conjunto con su propulsor Super Heavy, está diseñado para transportar más de 100 toneladas de carga útil, convirtiéndose en una pieza clave no solo para los planes de SpaceX, sino también para los futuros programas espaciales de la NASA, como el Proyecto Artemis, que prevé llevar nuevamente seres humanos a la Luna.
Cada ensayo aporta información crítica sobre el desempeño estructural, la resistencia térmica y la maniobrabilidad de la nave, que busca alcanzar una reutilización total de sus componentes, reduciendo drásticamente los costos de acceso al espacio.
En ese sentido, el undécimo vuelo del Starship se consolida como una etapa de validación técnica y un nuevo paso en el camino hacia una nueva era de exploración espacial, donde las pruebas ya no son simples ensayos, sino antecedentes directos de misiones que marcarán el futuro de la humanidad más allá de la Tierra.
