OceanGate, la empresa propietaria del sumergible Titán en el que viajaban cinco personas y que desapareció hace cuatro días, informó este jueves que los cinco tripulantes murieron. En una conferencia de prensa, la Guardia Costera de EEUU señaló que “los restos coinciden con una implosión catastrófica compatibles con la aeronave”.
Esto quiere decir que sospechan que la nave colapsó hacia su centro mientras estaba a 3.800 metros bajo el agua. La primera hipótesis que manejan los investigadores es que el submarino sufrió alguna fisura en el casco y el sumergible implosionó.
De acuerdo a lo que explicó Guillermo Söhnlein, cofundador de la empresa OceanGate, cuando se opera a esas profundidades la presión es tan grande que cualquier fallo provocaría una implosión instantánea. “Si eso es lo que sucedió, habría sucedido hace cuatro días”, aseguró a la BBC poco antes de conocer el hallazgo de los restos del Titán.
Una implosión no es lo mismo que una explosión
La implosión es todo lo contrario a una explosión. La implosión se produce cuando un objeto se colapsa y se contrae hacia su centro por la acción de fuerzas externas o internas, según explicó Söhnlein.
Asimismo, remarcó que en este caso se produce cuando la presión externa del mar a cierta profundidad supera a la atmósfera del interior del submarino: “Se ha podido producir por una pequeña grieta en el casco”.
De acuerdo a lo que indicó el buzo Michael Harris a la cadena Fox, cualquier daño tendría resultados catastróficos, ya que la fibra de carbono y el titanio con el que está construida la nave terminarían por ceder. Así, la presión del agua a casi 4.000 metros de profundidad superaría la resistencia del casco y terminaría deformando la estructura.
