Desde la psicología, la atracción sexual por los criminales es conocida como hibristofilia. Así fue en el caso de esta joven estadounidense, quien sufría de una psicosis inducida por las drogas.
A Verónica Lynn Compton, su novio Kenneth Bianchi le arrebató el corazón, pero a diferencia de sus víctimas, era en sentido figurado. Hacia 1980 ella era una atractiva emprendedora de cabellos morenos, de 23 años, que adoraba las historias de crímenes reales y fantaseaba con llegar a ser poeta, dramaturga y actriz. Ese año de 1980 le envió al recluso Bianchi una carta en la que le pedía “su opinión como experto acerca de una obra que estaba escribiendo.”: el personaje del escrito era una asesina en serie que engañaba a la policía inyectando semen en los cuerpos de sus víctimas.
El pedido particular de Verónica llamó la atención de Bianchi y cuando ella fue a verlo en la cárcel, pareció amor a primera vista. Pronto las visitas se volvieron frecuentes, desde dos veces por día. La pareja empezó a soñar un futuro en común en el que recorrían el mundo en un crucero de muerte, rodeados por los frascos donde exhibían los genitales de sus víctimas.
El único obstáculo para concretar su sueño, era que él estaba preso y ella libre. Pensaron, por el momento, en sacarle provecho a esta molesta circunstancia: ella mataría por los dos, le bastaba tener el esperma de Kenneth para concretar la idea de su obra teatral, y pasar de la ficción a la realidad.
Al utilizar el esperma de Bianchi, él la acompañaría en algo más que en espíritu: estaría junto a ella y quedaría depositado en los cadáveres.
Con este plan que Verónica ejecutaría, demostrarían que había un asesino suelto con las mismas características de Kenneth, y en base a esto introducir una duda acerca sobres los doce asesinatos que Bianchi había cometido.
Antes de que Verónica llegara a una de sus visitas diarias, Bianchi se masturbaba y ya tenía listo su material genético dentro de uno de los dedos de un guante de goma. Verónica lo recibió disimulado dentro de un libro, con señalador, pues Bianchi no tenía mucha confianza su novia a pesar que habían formulado el plan juntos.
Después de recibir “el material genético”, Verónica voló hacia el distrito costero de Bellingham, en el estado de Washington, donde Kenneth y su primo Buono habían cometido la mayoría de los crímenes.
Se registró en el motel Shangri-la, utilizando el nombre falso de Karen, a la noche se fue a un bar de Bellingham y allí seleccionó a su víctima: la camarera, una joven de 26 años de nombre Kim Breed. Las dos simpatizaron y luego de permanecer varias horas en el local, Verónica (o más bien Karen) le propuso verla al día siguiente. Kim le dijo que le gustaría que fuera con ella a la tarde a hacer las compras.
Las dos chicas después de hacer las compras por la tarde, a la noche salieron con algunos amigos de Kim; bebieron y tomaron cocaína. Verónica, entonces, la invitó a tomar un último trago en su habitación del motel Shangri-La y Kim Breed aceptó.
Ya en la habitación, Verónica se metió en el cuarto de baño, agarró una cuerda para estrangularla. Cuando salió del baño, Kim se encontraba dándole la espalda, se acercó a su víctima en con sigilo, pasó la cuerda por el cuello de Kim y apretó con todas sus fuerzas.
Para mala suerte de Verónica, Kim sabía defensa persona y con un movimiento desesperado pudo zafar del ahorcamiento y aplicó una llave de lucha que derribó a Verónica y la dejó sin aire.
Kim logró escapar, alertó a un amigo e hicieron la denuncia.
La novia de Bianchi huyó al aeropuerto. Cuando su avión aterrizó en San Francisco, la pasajera Verónica Lynn Compton hizo un gran escándalo, a veces gritando, otras balbuceando. Los demás no sabían el motivo. Tal vez era por la frustración por no matar a Kim. Para la Policía no fue difícil relacionar el aspecto de la pasajera alterada con la descripción que le habían pasado de Washington acerca de una mujer que había intentado matar a otra en un motel.
El plan de Verónica definitivamente falló, fue acusada de homicidio en grado de tentativa, ese mismo año de 1980 le dieron 23 años de prisión.
Ya en la penitenciaría ella dejó de escribirle a Kenneth Bianchi, se olvidó de él, para centrar su atención en Douglas Clark, “El Apuñalador de Sunset”, quien correspondió a la fascinación de Verónica, le mandó una carta y fotografías de las víctimas a las que les había cortado la cabeza.
Verónica cumplió su pena por el intento de homicidio de Kim Breed y salió de la prisión en 2003. No se supo más de ella. Por su parte, Kenneth Bianchi se casó en la cárcel en 1989 con Shirley J. Book, a quien también conoció por carta. Le negaron varias veces la libertad condicional y podrá volver a pedirla en 2025. Acerca de Douglas, “El Apuñalador de Sunset”, había sido condenado a la pena capital en 1983 y todavía está en el corredor de la muerte.
