Un niño, de apenas dos meses de vida, murió ayer pasado el mediodía en un barrio de la zona sur de la Capital. La presencia de supuestas lesiones en la boca y garganta del niño encendieron la luz de alerta a los médicos que la asistieron en el Mini Hospital Carlos Bravo, por lo que llamaron a la Policía. El fiscal, Sebastián Pelisari, ordenó la realización de la autopsia en el cuerpo del niño y el arresto de los padres del pequeño, quienes llegaron al centro de salud, minutos después de que su pequeño ingresara a la guardia ya sin signos vitales.

Fuentes judiciales informaron que minutos antes de las 13 de ayer, personal de la Unidad Judicial N°9 fue alertado del ingreso de la pequeño al Carlos Bravo. Al hacerse presente, los sumariantes se entrevistaron con la Policía y el personal médico, quienes les indicaron que en vano realizaron tarea de reanimación del niño, ya que, al arribar al hospital trasladado por una pareja en una motocicleta escoltada por el móvil policial, ya no tenía signos vitales.

Al examinarlo -indicaron los médicos-, el niño presentaba lo que sería un coágulo en la boca, por lo que el fiscal dispuso el traslado del cuerpito a la morgue y la realización de la autopsia. Si bien, no se informó que el fiscal haya recibido el informe de dicha pericia firmado por el médico que la practicó, trascendió que los profesionales del CIF habrían concluido que el bebé sufrió un traumatismo de cráneo.

Sin embargo y, aparentemente por las características de dicha lesión, podría tener un origen accidental. Sin embargo, el fiscal dispuso que los padres permanecieran arrestados, hasta tanto establecer fehacientemente qué fue lo que terminó con la vida del bebé. En paralelo, el personal de Homicidios y los peritos trabajaron en el domicilio del niño, en el barrio San Antonio Sur, como así también en la recepción de testimonios.

Al cierre de esta edición, los padres continuaban arrestados, aun cuando la hipótesis más fuerte apuntaba a una muerte provocada por una caída accidental.