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Quién es “El Cachila”, el acusado de encubrir el femicidio de Lola Chomnalez para el que pidieron diez años de cárcel

En un procedimiento escrito, la representante del Ministerio Público de Rocha solicitó la pena para Ariel Moreira, alias “El Cachila”, quien había reconocido haberse cruzado con la adolescente en la playa de Barra de Valizas el 28 de diciembre de 2014, cuando la chica, de 15 años, fue asfixiada contra la arena.

26 Abril de 2022 13.04

Ariel Moreira, alias “El Cachila”, fue uno de los primeros sospechosos detenidos por el femicidio de Lola Chomnalez, la adolescente argentina de 15 años que a fines de diciembre de 2014 fue asfixiada cuando paseaba por la playa en Barra de Valizas, un balneario agreste del este uruguayo. Él admitió haber tenido contacto con la chica en sus minutos finales. Pero su ADN no apareció entre los objetos de la víctima. Por eso, una fiscal uruguaya pidió, en un procedimiento escrito, que se lo condene a diez años de cárcel por encubrimiento.

El pedido fue formulado en el marco de un proceso escrito por la fiscal del departamento de Rocha, Jéssica Pereira, ante el juez de Primera Instancia de esa jurisdicción, Juan Manuel Jiménez Vera, quien deberá resolver el requerimiento en los próximos días.

Juan Williman, abogado de los padres de Lola en Uruguay, explicó a la agencia de noticias Télam que la fiscal pidió dicha pena por el delito de “encubrimiento” para El Cachila Moreira, un cuidacoches de 36 años al que los peritajes psiquiátricos y psicológicos a los que fue sometido lo señalan como “mitómano” y con tendencia a irritarse y perder el control de sus impulsos, con desprecio a los derechos de los demás.

Moreira fue detenido por segunda vez el 20 de mayo de 2019; la primera había sido en abril de 2015, y entonces fue liberado rápidamente por falta de pruebas en su contra. El Cachila admitió, en su indagatoria, que se había cruzado con la víctima en la playa el 28 de diciembre de 2014 y que le había ofrecido “una estampita”, pero que luego ella se sintió “mareada”. Dijo que, al auxiliarla, descubrió que la chica “no tenía pulso”, se asustó y se fue.

“Me pecheé con ella. Ella venía por la playa caminando, yo iba para Valizas y ella iba para el otro lado. Yo venía de Aguas Dulces”, declaró el acusado, quien detalló que Lola “venía caminando normal, con la mochila; tenía un short y una blusita fina” y que le ofreció “una estampita”. El fiscal Jorge Vaz, que en ese momento instruía la causa, resaltó que uno de los puntos “más impactantes” del relato de El Cachila fue cuando dijo que la chica comenzó a sentirse mal y él la llevó hasta el bosque, detrás de los médanos, donde se sentaron bajo la sombra de un árbol. “Yo le pregunté qué tenía y me dijo que se sentía mareada. Ahí se sentó y cayó de rodillas. Le tomé el pulso y me asusté, salí y me tomé el ómnibus para Montevideo”, señaló el sospechoso.

Para los fiscales de Rocha, El Cachila fue solo uno de los que abordó a Lola, presumiblemente “con fines sexuales”. “Hay que seguir con la investigación para dar con los otros copartícipes del crimen”, explicó el abogado Williman.

En ese sentido, contó que Diego Chomnalez, padre de Lola, se reunió este lunes, en Uruguay, con el fiscal de la Corte, Juan Gómez, para interiorizarse de las últimas novedades de la causa.

Tras esa reunión, Diego dio una conferencia de prensa ante medios locales en la que se mostró con una fotografía de su hija y pidió “verdad y justicia”.

“Lo pido por todos los padres y madres que sufren lo mismo que nosotros”, sostuvo el padre de Lola, según medios uruguayos.

En diciembre de 2019, el Tribunal de Apelaciones en lo Penal del 4° Turno de Uruguay había confirmado el procesamiento de “Cachila”, pero por el delito de “homicidio agravado por alevosía”, más grave que el de “encubrimiento”.

En tanto, los peritos de la Policía Científica cotejaron el ADN del supuesto asesino hallado en una cédula y una toalla dentro de la mochila de la víctima con el perfil genético de cada uno de los nuevos ingresados al sistema carcelario por otras causas.

A su vez, Williman explicó que dio negativo el cotejo con el ADN de la madre de “El Tereso”, un sospechoso que se suicidó en 2015 y que era investigado como posible autor material del crimen.

El caso

Lola, de 15 años, viajó a Barra de Valizas el sábado 27 de diciembre de 2014 y se alojó en la casa de su madrina, Claudia Fernández, quien se encontraba junto a su esposo, Hernán Tuzinkevich, y el hijo de él.

Al día siguiente, la adolescente desapareció cuando salió a caminar por la playa y dos días después fue encontrada asesinada a unos cuatro kilómetros de la casa, en una zona de médanos.

La autopsia determinó que Lola murió por asfixia por sofocación y que presentaba varios cortes hechos con un arma blanca en distintas partes del cuerpo.

De acuerdo al fallo judicial, la adolescente trató de escapar corriendo de sus asesinos, fue alcanzada, herida con un arma blanca y golpeada en la cabeza para finalmente morir asfixiada cuando, ante sus probables pedidos de auxilio, le apretaron la cara contra la arena.

El Cachila Moreira fue detenido al comienzo de la investigación, en medio de una seguidilla de arrestos, pero fue liberado en cuanto dio negativo el cotejo de su ADN con el material genético hallado en la mochila de la víctima.

Sin embargo, en su declaración ante la Justicia, el ahora procesado admitió que se había cruzado con la víctima en la playa el 28 de diciembre del 2014 y le había ofrecido “una estampita”, pero que luego ella se sintió “mareada” y al auxiliarla descubrió que “no tenía pulso”, por lo que se asustó y se fue.

Para el fiscal Jorge Vaz, “El Cachila” estuvo presente “antes, durante y después” del homicidio, cuyo móvil fue probablemente “sexual”.

Entre las pruebas valoradas para su procesamiento estuvieron los resultados de peritajes psicológicos, psiquiátricos y semiológicos que revelaron que el acusado tiene una personalidad con tendencia “a la mitomanía”, a “irritarse fácilmente y perder el control de sus impulsos”, y un patrón de “desprecio y violación de los derechos de los demás”.