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Alberto Fernández arribó al G20 de Bali: se reunirá con Xi Jinping y Georgieva

Tras un vuelo de quince horas, el Presidente aterrizó en Indonesia para participar del foro multilateral que tiene como principal objetivo encontrar soluciones a la crisis global de energía y alimentos causada por la guerra en Rusia.

14 Noviembre de 2022 09.35

Después de volar noche y día para recorrer 12.000 kilómetros desde París, Alberto Fernández aterrizó en el aeropuerto de Bali cuando el sol caía y el calor aún se pegoteaba en los trajes oficiales.

Fue un vuelo tranquilo, que el Presidente aprovechó para repasar sus discursos ante el G20, dialogar con Santiago Cafiero y Sergio Massa, y dormir mientras el chárter de Aerolíneas Argentinas abandonaba Europa y se dirigía a Indonesia.

Las conversaciones del mandatario con el canciller y el ministro de Economía sucedieron antes y después de la cena. El G20 es un escenario perfecto para avanzar en negociaciones multilaterales, si los guiones ya están escritos y las reuniones acordadas.

El Jefe de Estado, Cafiero y Massa abordaron las elecciones en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los próximos encuentros con el presidente de China, Xi Jinping, y con la titular del FMI, Kristalina Georgieva, la iniciativa de cese el fuego en Ucrania que empuja Emmanuel Macron y el encuentro convocado por Joseph Biden, presidente de Estados Unidos, para debatir un fondo multimillonario destinado a Infraestructura.

Cerca de las 16.30 de Bali (11 horas menos en la Argentina), Alberto Fernández bajó del avión acompañado por Cafiero y Massa -la primera dama, Fabiola Yañez, se encuentra en Roma para participar de una campaña internacional contra el bullying-, fue recibido por un espectáculo de danzas nativas, saludó y se subió a un auto oficial con aire acondicionado que lo dejó en la puerta del hotel Melia.

El presidente cenará esta noche con Macron y otros mandatarios de África y Europa para analizar una propuesta de cese de hostilidades en Ucrania que intentarán presentar durante las deliberaciones del G20.

Esa iniciativa tiene un objetivo de máxima –inmediata tregua en Ucrania- y una pretensión de mínima: garantizar que Rusia no utilice armas tácticas de destrucción masiva y que ambos enemigos preserven la seguridad nuclear de la central de Zaporiyia.

El G20 de Bali comenzará formalmente mañana. Indonesia estableció tres rondas de trabajo y fijó la seguridad alimentaria y energética, la salud y la transformación digital como agenda temática.

En la primera jornada de deliberaciones se abordará la seguridad alimentaria y energética, y el debate es abierto y sin limites de tiempo al momento de la exposición. Y en las siguientes rondas, cada jefe de Estado elige un tema para exponer. Alberto Fernández optó por fijar su posición respecto a la salud y las asimetrías que existen entre el Norte y el Sur del globo.

Cuando concluya la primera sesión del G20, el Presidente, Cafiero y Massa se moverán a un salón blindado para encontrarse con Biden. Durante el G7 en Múnich, el líder norteamericano presentó un fondo de infraestructura con un monto cercano a los 650.000 millones de dólares, que apunta a contener la ofensiva inversora que China despliega por el mundo.

El demócrata considera que Xi Jinping es su enemigo global y que Estados Unidos debe jugar fuerte para compensar la influencia creciente del proyecto Ruta de la Seda que financia Beijing. Por eso Biden invitó al evento a un puñado de países aliados y de renta media que ya poseen acuerdos firmados con China o se sienten tentados a firmar por los montos gigantescos y sus tasas blandas de interés.

Argentina tiene conveníos millonarios con China para financiar represas hidroeléctricas y créditos concedidos bajo el paraguas de la Ruta de la Seda para construir centrales nucleares.

Alberto Fernández participó del lanzamiento del Fondo de Infraestructura durante las deliberaciones del G7 de Múnich, y allí le anticiparon que Estados Unidos preveía desembolsar 400 millones de dólares para la Argentina.

Pero los fondos nunca fueron desembolsados, y el jefe de Estado llegará al cónclave de Biden con cierta suspicacia. Asume que todo dependerá de la lógica de trade off que proponga Washington, un enigma geopolítico que mañana podría ser develado.

Al terminar la reunión con Biden, Alberto Fernández tiene fijada la audiencia oficial con Xi Jinping. Será la segunda vez que se encuentran –ocurrió antes en Beijing-, y el presidente estará acompañado –en principio- por Cafiero, Massa y Sabino Vaca Narvaja, embajador argentino en Beijing.

Desde hace meses que el Banco Central negocia con el Banco Popular de China la ampliación del swap que integra las reservas públicas. Ese swap implican 18.500 millones de dólares, y la intención del gobierno era lograr una ampliación que oscile entre los 8.000 y 5000 millones de dólares.

El martes de la noche, habrá una cena oficial convocada por Joko Widodo, presidente de Indonesia. Será un momento de distensión matizado con un número artístico que representa al país anfitrión. Los mandatarios olvidan –por dos horas- sus intereses complejos y sonríen a sus adversarios globales como si fueran compañeros de banco en la primaria.

Al otro día, miércoles 16, Alberto Fernández y Kristalina Georgieva se encontrarán para repasar la agenda común. El presidente estará acompañado –en principio- por Cafiero, Massa y Jorge Arguello, embajador argentino en Estados Unidos.

Durante la reunión, el Presidente exigirá que se achiquen los sobrecargos para los países endeudados –Argentina y Ucrania, por caso-, mientras que la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) reiterará su preocupación por la inflación anual.

Los dos, a su estilo, cumplirán con su faena. Alberto Fernández argumentará que la inflación empieza a ceder en un escenario de crecimiento económico, y Georgieva sostendrá que el board del FMI tratará el asunto de los sobrecargos en un próximo directorio.

Al margen de los tres sesiones oficiales y las distintas reuniones bilaterales, Alberto Fernández aprovechará su participación en el G20 para promover la candidatura de Cecilia Todesca Bocco a la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que ya viajó a Washington para defender su postulación ante los representantes de América Latina y Estados Unidos que integran el board del BID.

La candidata de Argentina –con estudios en Columbia y experiencia internacional- pasó la prueba de conocimiento, pero para llegar a la conducción del BID es necesario que la diplomacia presidencial funcione a pleno.

Alberto Fernández necesita los votos de México y la Casa Blanca para lograr que la actual funcionaria de cancillería tenga posibilidades de obtener la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo. Una posibilidad que, a seis días de la votación, todavía es incierta.