Para muchas personas, el día comienza con una taza de café y unas tostadas. Sin embargo, los expertos en salud sugieren sumar un paso sencillo y beneficioso: beber un vaso de agua tibia en ayunas.
La hidratación es clave para el buen funcionamiento del organismo. Entre sus beneficios se encuentran la absorción de nutrientes esenciales, la lubricación de las articulaciones, la eliminación de toxinas, la mejora de la circulación sanguínea y la optimización de la digestión. La Organización Mundial de la Salud recomienda consumir alrededor de 35 ml de agua por kilo de peso corporal al día, lo que equivale a casi dos litros para una persona de 50 kilos.
Por qué hacerlo al despertar
El momento de la ingesta también influye en sus efectos. Tras varias horas de descanso, el cuerpo se encuentra deshidratado y sin aporte de nutrientes. Beber agua en ayunas ayuda a recuperar los líquidos perdidos durante la noche, oxigenar la sangre y estimular la actividad cerebral.
Además, este hábito contribuye a regular los niveles de cortisol —la hormona del estrés—, que tienden a aumentar con la deshidratación. Tomar agua por la mañana puede calmar la ansiedad, mejorar el ánimo y favorecer el tránsito intestinal, facilitando la digestión y la evacuación.
Por qué debe ser tibia
Aunque pueda resultar inusual, consumir agua tibia o caliente al levantarse potencia estos beneficios. Diversos estudios indican que esta temperatura puede acelerar el metabolismo hasta en un 25%, estimular la eliminación de desechos y toxinas y generar una sensación de calma y bienestar.
Incorporar este sencillo gesto a la rutina matinal es una manera práctica y accesible de cuidar la salud, favorecer la digestión y empezar el día con más energía.