La historia dura de Doña Martina y sus dos hijas ha conmovido a muchos y a pesar de lo triste y cuestionador de su vivencia en el norte del departamento Belén, las soluciones van llegando. Tardaron dos años y los medios debieron visibilizarla para que ahora surgieran los fondos y el compromiso desde los organismos públicos.
En diálogo con Diario La Unión, madre de las jovencitas, confirmó su dura situación indicando que "hace dos años que vivo así. Un año de la pandemia la pasé así con las chicas. Es una lástima vivir así pero ya la gente me está ayudando más o menos". Esa ayuda consistiría en la construcción de una pieza en la zona donde actualmente ella ubicó la choza. La promesa para hacer realidad este gran avance para la calidad de vida de esta familia vendría de manos de un comerciante de Belén, quien se conmovió con la realidad de Doña Martina y también del intendente de Villa Vil. "Que Dios Nuestro Señor los acompañe a los que ayudan en la situación que yo vivo", dijo conmovida al enterarse de la solidaridad y el interés de muchos por su caso.
"Estoy bastante agradecida por lo que están ayudando, sobre todo a la gentecita de Belén. Ellos son muy buenos y humildes y les agradezco. Que Diosito les ilumine sus vidas y sus caminos. Todos se han puesto la mano en el pecho y me están ayudando", agregó Martina, quien en la tarde ayer domingo bajó hasta la ciudad de Belén para recibir algunas donaciones.
La piecita
La construcción, de cuya mano de obra se haría cargo la comuna de Villa Vil, debería estar lista para el mes de agosto, que es cuando se reinicia el periodo lectivo en la zona, que recordemos tiene fechas distintas justamente en atención a las bajas temperaturas que se registran en la zona.
Las hijas de Martina van a asistir a la escuela hasta este viernes, porque culminan las clases del Periodo Especial y durante ese tiempo, ellas se trasladarán nuevamente a su casa. Si la construcción se termina en los plazos que le indicaron, ya planifican mudarse para seguir en ese lugar que no deja de ser inhóspito, el resto del ciclo escolar.
La historia
Los dos años que transcurrieron las menores y su madre viviendo en una choza improvisada cubierta con un nylon, estuvo a la vista de muchos y a pesar de eso no las veía nadie. Martina reconoce que su situación era conocida por varios, y a pesar de su pedido de ayuda y la solicitud de colaboración para que sus hijas no estuvieran viviendo en esas bajas temperaturas y duras condiciones, las respuestas que recibía solo eran negativas.
La determinación de vivir en un rancho improvisado en cercanías de la Escuela N° 89 de Corral Blanco, fue solo para que las jovencitas ya no caminen a diario 30 kilómetros hasta el establecimiento. El objetivo primero, a pesar de lo duro de la decisión era que ellas no perdieran la posibilidad de seguir educándose.
Ahora y en vista de la notoriedad del caso, Doña Martina nos dijo en cuanto a las donaciones por las que muchos han estado consultando en las últimas horas, que estas pueden ser "tal vez una ropita, un colchoncito, una colchita, una silla o una mesita. Lo que sea, yo lo estoy recibiendo", dijo con simpleza.
