Una vez más el transporte público de Catamarca se ve atravesado por un conflicto gremial que vuelve a dejar a miles de usuarios sin colectivos. Desde la medianoche de este jueves, la Unión Tranviarios Automotor (UTA), seccional Catamarca, lleva adelante un paro por 48 horas en reclamo del pago de los salarios correspondientes al mes de noviembre. La medida tiene impacto directo en la prestación del servicio, que se cumple con marcada irregularidad y en muchos casos, con la paralización completa de las unidades.

La nueva protesta del gremio surge en un contexto especialmente sensible: en los próximos días comenzará a regir el aumento del valor del boleto, lo que vuelve aún más tensa la relación entre usuarios, empresas y trabajadores. Mientras se discuten los nuevos esquemas tarifarios y los subsidios provinciales, la falta de pago a los choferes profundiza un conflicto que se repite con creciente frecuencia.

Tal como ocurrió durante el "lock out" empresarial registrado semanas atrás, el paro no tiene un impacto uniforme entre las empresas. Solo la firma 25 de Agosto decidió continuar con la prestación del servicio, dado que depositó a tiempo los salarios reclamados. De este modo, es la única línea que este jueves circula con normalidad, mientras el resto mantiene las unidades detenidas a la espera de que se acrediten los fondos adeudados.

Desde el gremio, el secretario general de la UTA Catamarca, Juan Vergara, explicó que la medida se resolvió debido al incumplimiento de las empresas que aún no abonaron los haberes. Según indicó, los trabajadores llevan varios días exigiendo respuestas, mientras que del lado de las patronales aseguran que la demora se debe a la falta de transferencia de los subsidios provinciales, fundamentales para afrontar el pago de salarios.

En la presentación formal realizada ante la cartera laboral, la UTA remarcó que el reclamo no responde a ninguna demanda extraordinaria, sino al cumplimiento de una obligación esencial: el sueldo de los trabajadores. "Se trata, nada más ni nada menos, que de nuestro salario", expresaron desde el sindicato, subrayando el malestar creciente entre choferes y personal del sector.

La incertidumbre se extiende entre los usuarios, quienes nuevamente deben reorganizar su jornada y recurrir a alternativas como remises, taxis o aplicaciones de movilidad para cumplir con sus obligaciones laborales, educativas o médicas. El costo de estos servicios representa un gasto adicional que golpea directamente el bolsillo de la población, especialmente en un contexto de subas tarifarias inminentes.

Aunque el paro está anunciado por 48 horas, la normalización podría llegar antes si las empresas realizan los pagos correspondientes. Fuentes del sector señalaron a La Unión que algunas firmas podrían acreditar los haberes durante el transcurso del día, lo que permitiría reactivar parte del servicio. Sin embargo, hasta que ello ocurra, la situación continúa marcada por la incertidumbre.

La reiteración de conflictos entre la UTA y las patronales revela un escenario más profundo: la fragilidad financiera del sistema de transporte y su dependencia de los subsidios, combinada con la falta de mecanismos de previsión para garantizar el pago de salarios en tiempo y forma. Mientras tanto, la ciudadanía queda atrapada en medio de la disputa, padeciendo las consecuencias directas de un servicio que, una vez más, se ve interrumpido.