Con un fuerte reclamo, tanto desde los trabadores, como del gremio que los nuclea, el cierre del conocido Bar Caravatti, genera polémica en las últimas horas. La novedad del cese de actividad desde el próximo 31 de agosto impacta y provoca que se manifiesten los 35 empleados cuyas fuentes laborales están en peligro.
Según los datos brindados por el secretario general de UTHGRA Catamarca, José Fabián Vega, el cierre definitivo se debe en principio al cese de contrato de alquiler del tradicional edificio perteneciente al Club Social 25 de Agosto que funciona en el Paseo de la Fe al lado de la Catedral Basílica "Nuestra Señora del Valle".
Desde la entidad gremial, además de marcar que hacen "solidariamente responsable al club" por las derivaciones de esta determinación, que no es otra que la pérdida del trabajo de casi cincuenta personas, insta luego, mediante comunicado, señalan que "la actual situación económica del país obliga al Estado, empleadores y actores sociales a tomar medidas que propicien la continuidad de las fuentes de trabajo y la protección de las personas en relación de dependencia, dejando de lado los intereses meramente económicos, que únicamente agravan la crisis social".
Además, Vega adelantó que desde el gremio tratarán de amparar a los empleados, buscando una reubicación de los mismo. En este sentido reconoció que se están llevando adelante negociaciones con la finalidad de lograr a los gastronómicos puedan ingresar en otros emprendimientos pertenecientes a a la patronal, aunque admitió que "viene difícil la situación".
Denuncia de acoso
La otra arista polémica de este cierre es una denuncia de acoso, la que es ratificada por los trabajadores, el mismo empleador y UTHGRA Catamarca. Los señalados son los mismos sociios de la entidad social, quienes desde hace tiempo estarían generando continuos actos denigrantes para con las mozas, en especial aquellas más jóvenes. El hecho, hasta es verbalizado en los carteles que se pegaron en el ingreso al bar.
Según declararon los empleados, la no renovación del contrato de alquiler es justamente porque los responsables del Club Social niegan la acusación de acoso, la cual es respaldada por Esteban Cano, responsable del bar. “Ellos quieren que se despida a cierta persona, para que así se renueve el contrato. Se han puesto en caprichosos con alguien, quien justamente es quien nos defiende a nosotros de todos los maltratos que se generan con las mozas”, indicó uno de los trabajadores en declaraciones radiales.
“Ellos están acostumbrados a que nosotros seamos sus empleados, cuando en realidad nosotros trabajamos para todos los clientes. Y a las mozas, las tratan como objetos. Las hacen ir por simples cosas, solo para mirarlas”, describió uno de los empleados.
El gremio, se mostró molesto por esta situación, y según José Fabián Vega, “es increíble que estas práctica se sigan dando en pleno siglo XXI, la verdad que da bronca”.
Fotos: Gustavo Roldán / La Unión
