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Urbanc: "Si lo dejamos nacer a Jesús en nuestro corazón tendremos la verdadera felicidad"

25 Diciembre de 2025 23.23

El miércoles 24 de diciembre, el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, presidió la Misa de Nochebuena en la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle, celebrando el misterio del Nacimiento del Hijo de Dios, que vino al mundo para salvarnos.

La Eucaristía fue concelebrada por los sacerdotes Juan Ramón Cabrera y Ramón Carabajal, rector y capellán del Santuario Catedral, respectivamente, con la participación de los fieles que se congregaron en torno al altar para vivir esta gran fiesta de la fe.

En el inicio de su homilía, Mons. Urbanč manifestó que "los textos bíblicos nos hablan de una gran alegría, que haya venido el Hijo de Dios a la tierra, porque no es solamente un cuento del pasado, es una realidad histórica que ha cambiado el giro de la historia. Y el mensaje del profeta Isaías es que un Niño nos ha nacido, un Hijo se nos ha dado, la soberanía reposa sobre sus hombros y se le da por nombre Consejero Maravilloso, Dios Fuerte, Príncipe de la Paz, su soberanía será grande y habrá paz hasta el fin". 

Sobre este aspecto dijo que "Cristo trajo la paz porque Él ha reconciliado a la humanidad con Dios. Pero la paz dada hasta antes de Cristo la condenación era inexorable, ahora las puertas del Cielo están abiertas. Esa es la paz que trae Cristo, Él va a sostener el derecho y la justicia". 

Luego reflexionó que "hay dos palabras que el Ángel va a decir, tanto a María como a José, respecto de Jesús, primero, Emmanuel, es decir, Dios con nosotros. Y la otra palabra es que le pondrán por nombre Jesús, porque Él salvará al pueblo de sus pecados... Jesús y Emmanuel, dos palabras hebreas, una nos habla de la misión de salvarnos y la otra de quién es el que nos salva, Dios, porque solamente Dios podía hacer un acto de justicia para reparar la ofensa que hemos hecho a Dios con nuestra desobediencia". 

Al explicar el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, tomó las palabras del apóstol Pablo, "quien dice: 'Así como por la desobediencia de uno solo entró el pecado en el mundo y nos afectó a todos, así por la obediencia de uno solo entra la gracia, la vida, la salvación al mundo'. Adán desobediente, Jesús obediente, el primer hombre en la pareja primera desobediente, Jesucristo obediente, y la obediencia de Cristo afecta también a todos". 

En este sentido expresó que "lo que estamos celebrando hoy es la venida del Hijo de Dios, que eligió el camino ordinario. Jesucristo podía haber venido ya grande a la tierra, sin necesidad de tener que nacer, crecer, aprender a hablar, y no, quiso la cooperación del ser humano. Así como Adán y Eva son los padres de la humanidad, para que venga el Hijo del Hombre, también Dios quiso que haya un hombre y una mujer, éstos son José y María, verdaderos esposos, a pesar de que no vivían juntos todavía". 

"Y pide el consentimiento de María para lo cual manda a un Ángel, así como Adán y Eva eran libres, María es libre y puede decir sí o puede decir no. Como Adán y Eva dijeron no, María dijo sí, y comienza a gestarse en sus purísimas entrañas el Hijo de Dios. También José tiene que dar su consentimiento y aceptar que ese Niño viene del Espíritu Santo, y que se va a comprometer a que junto con María lo van a educar como verdadero hombre. Ahí está la cooperación del ser humano; Jesús asume nuestra naturaleza y en esta naturaleza humana sufrirá y pagará por nuestras deudas", afirmó.

En otro tramo de su predicación, el Obispo hizo alusión a la segunda lectura, "sobre todo porque estamos muy atrapados por la sociedad de consumo", apuntó, señalando que "no les quepa la menor duda que la evaluación que saldrá por los medios de comunicación de todo tipo, va a ser cuánto ha gastado la gente en esta Navidad, y los consumidores somos nosotros... Y el apóstol Pablo decía a Tito, uno de los obispos jóvenes que había puesto, que 'la gracia de Dios es fuente de salvación para todos los hombres, ella nos enseña a rechazar la impiedad y los deseos mundanos para vivir en la vida presente con sobriedad'. Esa palabra creo que ya no tiene carta de ciudadanía en nuestra sociedad". 

"Jesús se entregó por nosotros para librarnos de toda iniquidad, purificarnos y crear para sí un pueblo elegido", dijo, remarcando que la Navidad no es prepararnos para "una comilona, para gastar... y por ahí un fin de semana más largo para pasear, pero no para meditar en el misterio de Cristo, solamente para seguir consumiendo, disfrutando de esto pasajero que no lo vamos a llevar al Cielo", manifestó.

"Que en esta Navidad signifique encontrarnos con el Dios de la vida"

Frente a esta realidad, deseó "que esta Navidad signifique encontrarnos con el Dios de la vida, el Dios que puede causar la verdadera alegría que el ser humano necesita. Sólo Jesucristo puede saciar las apetencias del corazón humano, que quiere ser verdaderamente feliz. Si lo dejamos nacer a Jesús en nuestro corazón tendremos la verdadera felicidad". 

En este contexto, dijo que nuestro corazón debe convertirse en "una hermosa cuna acogedora, una habitación llena de luz, fragante, para acoger a Jesús, eso lo que teníamos que haber hecho a lo largo de estas cuatro semanas de Adviento, preparar nuestro corazón con una buena confesión. Hay que acercarse al sacerdote para recibir el perdón de los pecados, porque solamente así nos hacemos partícipes de la redención que Cristo nos consiguió desde la Encarnación hasta la Resurrección". 

Hacia el final, resaltó que "los pastores fueron a adorar al Niño y los ángeles decían: 'Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que son amados por Él'", exhortando a que "seamos de ese grupo de los amados por Dios, que nos dejamos amar por Él, que nos dejamos mimar por Él, que nos gusta estar con Él, que no tenemos apuro de salir de su lado, sino que siempre disfrutamos del amor, de la ternura, de la misericordia, de la paciencia de nuestro Buen Dios que se revela en su Hijo Jesucristo".

Luego de la Comunión, la Cantoría del Valle, con la dirección de Exequiel Andrada, interpretó la canción Noche de Paz y al final villancicos folclóricos argentinos, anunciando el Nacimiento del Niño Dios.