Tras declararse la conciliación obligatoria en el conflicto del transporte público, luego de una semana de paro a la espera de ser vacunados, el gremio que nuclea choferes mostró su malestar por la no respuesta del Gobierno a su pedido. Mediante un comunicado, sentenciaron que es una incongruencia que la Provincia tenga al transporte como actividad esencial pero que esta categoría no llega a sus trabajadores.

“Es lamentable tener que advertir tanta incomunicación de un gobierno peronista con los trabajadores; pero a la vez resulta inconcebible tanta insensibilidad con una de las actividades más vinculadas a los sectores populares de la comunidad como es el transporte público de pasajeros”, indicaron primero al apuntar contra el Gobierno.

Luego marcaron “para el gobernador Raúl Jalil, los choferes, quienes conducen esos colectivos “no son esenciales”, y -por lo tanto- no merecen ser vacunados contra el Covid-19. Un virus que en Catamarca ya se ha cobrado la vida de varios compañeros choferes, y ha afectado a numerosos colegas, tanto en esta Capital como en el interior provincial”.

La molestia mayor de la Unión de Tranviarios del Automotor es que tanto los Ministerios de Seguridad y Salud les habían solicitado ya un informe sobre el personal a vacunar pero luego de esto “la respuesta la dio el gobernador Jalil, afirmando que“ya no hay trabajadores esenciales”. Es por ello que el gremio habla de “ninguneo”. 

Y marcan luego como “el colmo de la incongruencia oficial y el desatino de una gestión peronista” el hecho que la Dirección de Inspección Laboral (DIL) “nos imponga la conciliación obligatoria, con el argumento de que nuestra actividad es “esencial para el normal funcionamiento y traslado de los pasajeros”.

El gremio, que acepta la instancia impuesta desde Inspección Laboral, no deja de señalar que el regreso de la actividad “pone en riesgo la sanidad y la tranquilidad ciudadana, en medio del silencio cómplice y negacionista de una CGT Catamarca que mira para el costado y ni siquiera levanta su voz para advertir la equivocación del gobernador Jalil, cuando afirmó que “ya no hay trabajadores esenciales”, pese a que su mismo gobierno considera al transporte de pasajeros como una actividad “esencial”.