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El truco de los chefs para que el pollo a la parrilla quede dorado y jugoso, sin usar limón ni vinagre

Una técnica sencilla y efectiva, utilizada por los mejores parrilleros del país, permite lograr una piel crocante y una carne tierna sin adobos ni ingredientes ácidos. Ideal para aplicar también en los asados familiares en Catamarca.

9 Noviembre de 2025 20.57

El pollo a la parrilla puede parecer uno de los cortes más simples, pero en realidad es de los más difíciles de dominar. Si se cocina demasiado rápido, queda crudo por dentro; si se pasa, se reseca. Sin embargo, los chefs y parrilleros más experimentados tienen un método infalible para lograr un equilibrio perfecto entre dorado y jugosidad, sin necesidad de usar limón ni vinagre.

La clave está en una preparación básica: aceite, sal gruesa y cocción lenta con la piel hacia abajo. Este truco, según explican los expertos, permite que la grasa natural del pollo se derrita y penetre en la carne, evitando la pérdida de humedad y generando una piel crujiente con un dorado uniforme.

Por qué funciona este método

El aceite crea una película protectora que conserva los jugos naturales, mientras que la sal resalta el sabor y favorece la formación de la costra dorada. La cocción lenta y controlada permite que el calor penetre en profundidad sin quemar la superficie.

Los parrilleros recomiendan seguir estos pasos:

  • Comenzar con el pollo con la piel hacia abajo, a fuego medio.
  • No pinchar la carne para conservar los jugos.
  • Dar vuelta solo cuando la piel esté dorada y se despegue con facilidad.
  • Terminar la cocción del lado de la carne, con fuego suave.

Cómo preparar el pollo perfecto a la parrilla

  • Secar bien el pollo antes de condimentarlo.
  • Pincelar con aceite y espolvorear con sal gruesa.
  • Colocar en la parrilla con la piel hacia abajo, sin moverlo.
  • Dar vuelta cuando esté dorado y cocinar a fuego bajo hasta completar la cocción.
  • Para un toque final, se puede pincelar con un poco de manteca, caldo o jugo de cocción.

Con esta técnica, no hacen falta marinados complicados ni condimentos fuertes: solo una buena cocción, paciencia y control del fuego. El resultado es un pollo con sabor auténtico, jugoso y con ese dorado perfecto que todos buscan en la parrilla.