El malestar crece en el norte fiambalense por el estado de la Ruta Provincial 34, un corredor estratégico para la producción agrícola, el turismo y el traslado de cargas mineras. Vecinos y autoridades locales acusan al gobierno de Raúl Jalil de desatender un reclamo histórico y de poner en riesgo la vida de cientos de familias que transitan a diario por la zona.

La concejal de la UCR Yaneli Zárate, oriunda de Palo Blanco, volvió a exigir la reparación y señalización del tramo que conecta el Cruce de Medanitos con Palo Blanco, una vía que -según denunció- permanece olvidada por la Provincia desde hace años. "Solicité en septiembre de 2024 la repavimentación y señalización urgente de la ruta. Hasta hoy, no obtuve ni una respuesta, ni siquiera un compromiso", afirmó la edil, quien perdió a su hermano en un accidente vial en ese mismo camino. "No quiero que otra familia pase por el mismo dolor. No se trata de política, se trata de vidas", expresó.

Una ruta estratégica en estado crítico

La Ruta 34 no solo es clave para los vecinos de la zona, sino también para la producción agrícola, el movimiento turístico y el transporte minero que genera regalías para la Provincia. Sin embargo, la falta de mantenimiento y la ausencia de señalización convierten a este corredor en un riesgo constante.

"De noche, la ruta es una trampa mortal. No tiene líneas visibles ni señalización. Cuando viene un vehículo de frente y te encandila, no sabés si frenar, orillarte o rezar", denunció Zárate a través de sus redes sociales.

La edil también cuestionó lo que considera un uso político de la obra pública: "Fiambalá tiene un gobierno municipal de otro signo político (UCR) y parece que por eso la Provincia no invierte aquí. Eso es inaceptable".

La comunidad exige acción inmediata

Vecinos y referentes locales advierten que ya no alcanza con promesas ni anuncios electorales. "Exigimos que se actúe con responsabilidad y que no esperen más muertes para hacer lo que corresponde", enfatizó Zárate.

El reclamo, que viene de años, ahora toma un tono más firme y directo. "La gente está cansada y no se calla más", sostienen los vecinos, quienes responsabilizan directamente al gobierno provincial por la falta de respuesta.